Juan José M. es ahora mayor de edad, pero cuando falleció Rosario Endrinal, Charo, tan solo tenía 16 años. Este joven, que en el año 2006 fue condenado por el asesinato de la mendiga a ocho años de internamiento en un centro de menores, fue quien introdujo en el cajero automático de la calle de Guillem Tell (Sant Gervasi), de Barcelona, el bidón de disolvente que causó el incendio que ocasionó la muerte de la indigente. Ayer implicó a los dos acusados que están siendo juzgados ahora en la Audiencia de Barcelona, aunque precisó que ellos solo querían dar un "susto" a la mujer. Sin embargo, fue claro al señalar al procesado Ricard Pinilla como el que tiró el cigarro que produjo la deflagración.

El presidente del tribunal se dirigió a Juan José y le aclaró su situación: "Ha sido juzgado y comparece aquí como testigo y mayor de edad, con lo que tiene la obligación de contestar a todas las preguntas y decir la verdad, sino se podría proceder contra usted por falso testimonio". El joven, que entró en la sala cubierto con la capucha de su chaqueta y no miró a los acusados, explicó lo que, a su entender, pasó ese 16 de diciembre del 2005, cuando él, Ricard Pinilla y Oriol Plana, para quienes el fiscal reclama 28 años de prisión, prendieron fuego al cajero donde se había refugiado la mujer indigente que falleció.

LA MENDIGA, CONFIADA Según el testigo, los dos acusados mayores le indicaron que intentara que la mujer le abriera la puerta del cajero, pues a ellos, que la habían incordiado antes, no les dejaría entrar. La mendiga, confiada, le abrió y Juan José simuló hacer una operación en el cajero. Pinilla y Plana entraron y golpearon a la mendiga con unos tubos de cartón, explicó.

Juan José reconoció que encontró un bidón de disolvente al lado de un saco con escombros --la acusación sostiene que lo cogió de los andamios de una obra-- y que la intención era hacer "una broma" a la mendiga. Por eso, tiró un poco de disolvente en el suelo con la intención de hacer un pequeño fuego, pero se le cayó el bidón y se desparramó el líquido. "No se llegó a rociar a la mujer", explicó. "Fue una explosión, no fue premeditado", recordó, tras confesar que Pinilla fue quien lanzó el cigarro que provocó las llamas (Pinilla declaró que no era así e, incluso, que no fumaba).

El testigo sostuvo que él sabía, por el olor, que en el bidón había disolvente. Al otro acusado, Oriol Plana, le dejó en mal lugar, al declarar que le comentó antes del incendio: "Como yo ya le he pegado y tú no has hecho nada, yo me quedo fuera". Después vino la llamarada. Un bombero confirmó que el bidón fue hallado a dos metros de la indigente.

OTRAS AGRESIONES Amigos de los procesados declararon ante el tribunal que estos ya habían agredido con anterioridad a otros indigentes e incluso lo habían grabado con sus móviles. Una compañera de colegio aseguró que "despreciaban" a los mendigos.