La directiva europea que veta el uso de petardos a los menores de 12 años pudo haber sido mucho más restrictiva de no mediar una firme defensa de las costumbres mediterráneas llevada a cabo por España. Un eurodiputado valenciano y otro vasco frenaron el intento de varios países de subir la edad mínima a los 18 años y de prohibir incluso el uso de cualquier material pirotécnico en las calles. De haber prosperado estas tesis, que el Partido Popular Europeo (PPE) defendió con ahínco, en las Fallas valencianas podría arder en el futuro algo más que cartón y madera.

El escenario del encendido debate fue la comisión de mercado interior del Parlamento y el adalid de la limpieza pirotécnica fue el portavoz del PPE, el húngaro Hudack . En reiteradas intervenciones, reflejadas en las actas de la comisión correspondientes al pasado septiembre, insistió en que el fuego es de por sí peligroso y que no puede ser puesto alegremente en manos de menores de edad. Recordó que en Suecia, Lituania, Estonia, Rumanía e incluso Portugal esa prohibición está vigente.

Sus propuestas fueron apoyadas por representantes de esos cinco países, pero toparon con el ponente de la directiva, el exalcalde de Bilbao Josu Ortuondo (PNV), y con el portavoz del PSE, el valenciano Joan Calabuig, quien ayer dijo que le resultó muy arduo convencer a los representantes de determinados países miembros de que "a los niños se les puede proporcionar explosivos para que los usen tranquilamente en las calles".

El intento de aplicar anticipadamente la directiva a través de una orden ministerial generó el pasado marzo un conato de rebelión en Valencia, encabezada, entre otros por la alcaldesa Rita Barberá (PP), que lo convirtió en un motivo más para arremeter contra lo socialistas en plena precampaña electoral. Paradojas de la política, porque los representante del PP español en la comisión de la eurocámara ni rechistaron ante la ofensiva húngara. Al Gobierno español le tocará trasponer la directiva antes del 4 de enero del 2010.