Un Boeing 747-400 de carga perteneciente a la compañía Avia Cargo Turkish se estrelló a primera hora de la mañana de ayer cuando intentaba aterrizar en el aeropuerto de Bishkek, en la república exsoviética de Kirguistán, causando la muerte a al menos 37 personas. La mayoría de las víctimas mortales se produjeron entre los vecinos del barrio sobre el que se desplomó el aparato, que dormían en sus casas.

«El avión se ha estrellado sobre las casas; ha matado a familias enteras», explicó a la agencia France Presse un testigo del accidente que no quiso dar su nombre. «No queda nada de las casas; las víctimas han muerto con toda su familia y sus hijos; muchas personas estaban durmiendo», prosiguió.

Aunque en un principio las autoridades del país informaron de que el avión pertenecía a Turkish Airways, finalmente la aerolínea de bandera turca informó de que ni el aparato ni los miembros de la tripulación tenían nada que ver con ella. «ACT Airlines lamenta profundamente tener que informar» del accidente del Boeing 747-400 TC-MLC», señaló después la empresa propietaria en un comunicado. El aparato siniestrado cubría la ruta entre Hong Kong y Estambul, con escala en el aeropuerto de Manás, que sirve a la capital del país, Bishkek. Un total de 43 casas resultaron afectadas, 15 de las cuales quedaron completamente destruidas.

El presidente del país, Almazbek Atambaiev, expresó sus condolencias a los familiares de los fallecidos, al tiempo que ordenó al Gobierno «investigar con meticulosidad los orígenes de la tragedia». Según la hipótesis más plausible, el accidente se debió a un fallo humano del piloto, que intentaba aterrizar en condiciones atmosféricas muy adversas, con una densa niebla.