La falla que atraviesa la cadena montañosa de Zagros, que cruza Irak e Irán hasta el Golfo Pérsico, se revolvió el jueves por la noche y provocó tres terremotos consecutivos y más de una docena de réplicas. Como consecuencia, al menos 70 personas murieron y más de 880 resultaron heridas. El resultado habría podido ser mucho peor, pero la provincia afectada, Luristán, está poco poblada y el primero de los seísmos puso en guardia a la población.

El portavoz del gobernador de Luristán, Ali Barani, explicó que unos 330 pueblos resultaron seriamente dañados, pese a que la mayoría de las viviendas son de ladrillo. Las ciudades más afectadas son Dorud y Boruyerd y las pequeñas localidades de alrededor. Los hospitales de la provincia se desbordaron por la gran cantidad de heridos. Según el Instituto de Sismología iraní, sobre las once de la noche locales (dos horas menos en la España peninsular) dos terremotos de 4,7 y 5,1 grados pusieron en alerta a la ciudadanía, que salió de sus casas y pasó la noche a la intemperie. Unas cinco horas más tarde, de madrugada, otro seísmo, esta vez de 6 grados, estremeció de nuevo a la población.

Musa Shaban, de 42 años, y vecino de Garaj, dijo que al ocurrir el primer temblor, él, su mujer y sus seis hijos salieron a dormir a la calle, pero que su madre, ya mayor, se resistió. Murió en la tercera sacudida. Shaban, llorando, lo explicó ayer. "Le dije: ´Mamá, es peligroso quedarse dentro´. Y ella me contestó que no, que el terremoto había pasado". Cerca de él, otras mujeres vestidas con el tradicional abaya negro se lamentaban por la muerte de la mujer y de otro vecino.