La astrobiología sostiene que la vida llegó a la Tierra a bordo de una lluvia de cometas. No siempre un bombardeo es destructivo. Madrid, sin ir más lejos, ha sido acribillada a ideas esta semana a manos de una veintena de sabios --neurólogos, físicos, filósofos, economistas-- que durante tres días han intercambiado en voz alta sus hallazgos más reveladores acerca del universo, el planeta, el cerebro y la forma que tenemos para organizarnos a estas alturas de civilización. Como quien muestra diferentes radiografías de la realidad, pero también con la intención de sembrar semillas en forma de ideas creativas que ayuden a entender el mundo y prevenir el futuro.
En palabras del instigador de este cónclave del saber la pretensión suena más modesta --o ambiciosa, según--: "Buscamos generar debate, provocar curiosidad y propagar escepticismo", explica Joaquín Zulategui. A este abogado pamplonés aficionado a la ciencia se le hizo la boca agua cuando se enteró de la existencia de La Ciudad de las Ideas, una reunión de científicos y pensadores de distintas disciplinas que se celebra cada año desde el 2008 en Puebla (México). Y se le encendió la bombilla: ¿se podría importar esa idea a España?
Con esta intención organizó el año pasado en Málaga El Ser Creativo, primer Congreso de Mentes Brillantes , cuya segunda edición ha viajado a Madrid. El formato del encuentro es particular: durante 21 minutos, 21 cocos de categoría mundial hablan al público acerca de lo que se traen entre manos y de cómo ven el mundo. La limitación horaria no es caprichosa: diversos estudios del cerebro han llegado a la conclusión de que ese es el tiempo que una persona puede permanecer atenta sin despistarse o fatigarse. Se trata de concentrar miradas y condensar mensajes. Hay que ir al grano.
El Ser Creativo de este año ha servido para confirmar un gran titular: estamos viviendo un momento puente en la civilización humana, entre el mundo que conocíamos, que está a punto de desaparecer, y otro nuevo que va a llegar, del que solo atisbamos sus inicios.
