--¿La rebelión contra la asignatura de Educación para la Ciudadanía y los Derechos Humanos es el último acto de servicio de los que se oponían a la aprobación de la ley orgánica de educación (LOE)?

--El consenso alrededor de la LOE es, en la práctica, más amplio de lo que se reconoce. La oposición a la asignatura forma parte de un movimiento fuera de sentido porque tiene poco que ver con los contenidos de la materia y nada con el hecho de que es una asignatura que se imparte en toda Europa. En España lo peculiar no es la asignatura, sino la oposición que está generando.

--Pero la Iglesia se ha apuntado con ganas a la contienda.

--Dentro de la Conferencia Episcopal Española hemos oído voces muy diversas. El mundo católico es muy heterogéneo.

--¿Se arrepiente de haberse sentado con los obispos a negociar para que, al final, y a pesar de haber introducido algunas reformas, se hayan plantado en sus posiciones?

--Nunca me arrepiento de sentarme en una mesa para tratar de llegar a acuerdos. En el tema educativo, cuanto mayor sea el consenso, mejor. Tuvimos varias reuniones para hablar del desarrollo de la ley y de la regulación de la asignatura de Religión y en ellas el tema de Ciudadanía no salió, ni para bien ni para mal.

--Pero sí más tarde.

--Sí, en el debate previo a la ley, durante la tramitación parlamentaria y en conversaciones con todo el mundo, incluida la Federación de Religiosos de la Enseñanza (FERE). Y se introdujeron modificaciones. A CiU se debe el añadido de "y los Derechos Humanos" en el nombre de la asignatura.

--¿Se usa la materia como excusa para atacar al Gobierno?

--Entiendo que haya padres de familia y sectores de la Iglesia que puedan discrepar, y hay unas vías para poder hacerlo, pero crear situaciones de incertidumbre en los centros escolares, entre los padres y los propios alumnos es hacer un flaco favor al sistema educativo. Nosotros no hemos sido los causantes del clima de incertidumbre.

--Si los que no van a clase son considerados absentistas y no aprueban la asignatura tampoco van a tener mayores problemas. En Primaria, suspender una no impide por regla general promocionar de curso y en la ESO se puede obtener el título de graduado con una o dos asignaturas pendientes.

--Pero una cosa es suspender una asignatura por un bajo rendimiento académico y otra diferente no asistir a las clases. Plantea un problema distinto. Es una situación sin precedentes. Veremos lo que pasa.

--¿Cuál va a ser la responsabilidad de los centros concertados en los que esto ocurra? ¿Podrían perder los conciertos?

--Nunca he dicho eso. En cualquier caso, la asociación mayoritaria de escuelas concertadas, la FERE, tiene una actitud muy clara. Precisamente porque es una materia que defiende valores universales incuestionables es perfectamente susceptible de impartirse en centros de ideario católico pero que viven en un sistema democrático.

--¿Qué recompensas tiene reservadas para el profesorado?

--El proyecto de Estatuto de la Función Docente introduce el establecimiento de una carrera profesional para que tanto maestros como y profesores de Secundaria mejoren sus ingresos a lo largo de la vida sin ascender verticalmente para dedicarse a otras tareas, como la gestión. Ahora cuando empiezan a trabajar tienen unos sueldos muy similares a los de otros países, incluso por encima, pero cuando se jubilan, están muy lejos.

--Al comparar el dinero que España invierte en la universidad respecto a otros países la gran diferencia estriba en las ayudas a las estudiantes.

--En los presupuestos del 2008 hay un aumento espectacular, pero no hay que pararse ahí. Ahora estamos viendo cómo diseñar una política de becas mucho más eficaz.

--Las carreras que comenzarán a implantarse en el 2008 relegarán a un segundo plano o prescindirán de las clases magistrales. ¿Prevé dificultades de adaptación en docentes?

--El estudiante va a ser el centro del proceso de aprendizaje. Es fundamental porque quizá hemos tenido en la universidad un método de enseñanza que ha creado alumnos pasivos. Después, al terminar, han de hacer grandes esfuerzos para adaptarse a la vida profesional, que les pide todo lo contrario. Eso va a exigir un esfuerzo.