El próximo lunes 16 de noviembre, el misionero extremeño Serafín Suárez retoma la misión de su vida: velar por los más necesitados y divulgar "la buena noticia del evangelio de Dios". Para ello, el sacerdote y ´embajador´ de Ribera del Fresno en Zimbabue ayudará en este país africano a los niños y niñas y a toda la población de una tribu zimbabuense en el pueblo Ndebelp. Con este, ya van 15 años.

--¿Cuál es su labor una vez que llegue a Zimbabue?

--En principio estaré dos años allí. Mi tarea se desarrolla en dos ámbitos: la evangelización y la promoción social. Actuamos en Zimbabue en tres niveles: el orden educativo, la sanidad y también la alimentación.

--¿Cómo viven los niños?

--Intentamos aportar material escolar para los chavales. Además el principal objetivo es proporcionarles una vida digna. En educación secundaria, sobre todo, hay niños que tienen que recorrer andando una distancia de entre 10 y 15 kilómetros para ir a la escuela. Nosotros lo que intentamos es procurarles alojamiento durante la semana.

--¿En qué actuaís con la alimentación de esta tribu?

--Nuestra labor es proporcionar semillas de maiz que es su base alimentaria. Allí se vive en la economía de subsistencia. El agua es otra de las grandes líneas con la creación de pozos.

--De hecho la ´Tómbola solidaria: Agua para todos´ ha sido la campaña para recaudar fondos

--Los chavalines tienen que traer unos 20 o 30 litros de agua desde unos 20 kilómetros. Por ello hemos realizado tanto la tómbola en Ribera del Fresno como el partido de fútbol entre curas y toreros en Badajoz el pasado mes. Los vecinos de San Vicente de Alcántara también están muy volcados en esta misión ya que viví allí tres años.

--¿Qué recaudación ha obtenido de estos eventos?

--En Ribera con la tómbola y en Sanvicente hemos sacada 6.000 eruos en casa sitio y 12.000 euros con el partido. Con todo podremos hacer algún pozo y también algo para las escuelas.

--¿Cómo se siente al ver tantas muestras de cariños ciudadano?

--En primer lugar que no es para mí, pero por eso me siento orgulloso de los dos pueblos y del esfuerzo de todos los toreros y de toda la gente comprometida.

--¿Cómo se vive allí?

--La crisis de allí es constante. Son muy acogedores y generosos. Cuando llegué la primera vez a una de las chozas donde viven y duermen sobre esterillas, el niño de la familia que me acogió me ofreció su cena que era un plato de harina de maiz y leche. La situación es calamitosa. Es el tercer o el cuarto país más pobre del mundo.