Cuando el mundo del motor se encuentra en pleno auge gracias a los éxitos de Fernando Alonso o a la emergencia de Dani Sordo, los más modestos reivindican su sitio en un deporte en el que la pasión a veces se antepone a los patrocinadores. Es el caso de Sergio Casero, un placentino de 27 años que a diario se dedica a instalar equipamientos de gas en las casas y, cuando puede, a ´meter´ gas a su Peugeot en algún que otro rally.

-¿Qué hace un chico como tú en un sitio como éste?

-Sobre todo disfrutar de cada carrera, porque esto lo he mamado desde pequeñito. A los siete años ya estaba en las cunetas con mi padre animando a los coches del Rally Norte de Extremadura, así que cuando debuté el año pasado fue un sueño cumplido.

-¿Cómo fue esa primera experiencia?

-Me fui a la cuneta en el primer tramo del primer kilómetro, pero pude volver a la carrera... Ya sabes, las ganas de comerte el mundo. Sin embargo, en el Rally de la Vendimia conseguí el undécimo puesto y eso era algo impensable con los rivales que había.

-¿Tanta competitividad existe en Extremadura?

-La verdad es que hay gente de nivel que está demostrando ir muy rápido. Hay talento, pero no patrocinadores. Cuando voy a las carreras veo coches de 10 y 15 millones de pesetas y soy consciente de que será imposible ganar el rally con mi coche de un millón, sino aspirar a quedar lo más alto dentro de mi categoría.

-Un millón que debe suponer mucho sacrificio para un piloto modesto.

-Por supuesto, porque no sólo es el coche. Todo vale dinero: las licencias, los monos, los asientos especiales, los extintores, las inscricpiones... Los patrocinadores dan lo que pueden, pero a veces tienes que limpiarte los bolsillos. Por ejemplo, para correr el Rally de la Vendimia tuve que buscar un trabajo extra como camarero para poder correr.

-¿Y así no dan ganas de tirar la toalla?

-Ni mucho menos, si acabo de empezar... Además, ver la mano delante de tu parabrisas que te marca la cuenta atrás para salir no tiene precio. Es un subidón de adrenalina. En cinco segundos se te olvida todo el sufrimiento que has tenido que pasar para llegar ahí.

-Costará dinero y también tiempo. ¿Qué opinan las novias al respecto?

-Ahora mi única novia es el coche. Lo cierto es que exige una dedicación que es difícil compaginarla con una relación.

-¿Ya sabe a quién dedicará su primer triunfo?

-Mi primera victoria fue el año pasado en Santibáñez, pero fue en la modalidad de autocross, donde llevo siete años. Se lo dediqué a mi padre, que además de ser mi mecánico es la persona que me ha inculcado la afición y siempre me ha estado apoyando. Además, le debo dar las gracias a la Escudería Plasencia y a mi copiloto, Fran Talaván.