Cansado de litigios, Michael Jackson llegó ayer a un acuerdo con su antiguo asesor fiscal, que le reclamaba 12 millones de euros en concepto de honorarios impagados, y que había amenazado con demostrar durante el juicio el estado ruinoso de las finanzas del artista. Mientras sus abogados ultimaban los detalles del acuerdo --que no han trascendido-- en Los Angeles, Michael se dio el miércoles un baño de masas en Gary (Indiana), su ciudad natal, a la que no había vuelto desde los 9 años.

El demandante, el asesor fiscal surcoreano Myung Ho Lee, que había sido contratado para poner en orden las cuentas del artista, había declarado que Jackson se encuentra al borde de la quiebra por culpa de sus extravagantes hábitos económicos y que, por esta razón, no le había pagado sus honorarios.

Por su parte, el abogado de Jackson, Zia Modabber, contratacó en las vistas previas al juicio negando que su cliente debiese tal cantidad y acusó a la sociedad de Ho Lee de instalarse de forma ilegal en California para ejercer de asesoría financiera.

Jackson, que recientemente sufrió un ataque de ansiedad antes de una de las numerosas vistas judiciales a las que debe acudir como imputado, ha preferido llegar a un acuerdo para evitarse un juicio que había creado mucha expectación. La jueza Andria Richey debía decidir si autorizaba a las cámaras de la televisión judicial estadounidense a retransmitir el proceso.

Harto también de no remontar su carrera, Jackson ha contratado como asesor artístico y financiero a Charles Koppelman. El exresponsable de la discográfica EMI en EEUU pretende dar un giro a la carrera del intérprete de Thriller. Koppelman quiere bajar al cantante de la luna en la que parece vivir y acercarlo a sus fans. Por eso Michael se acercó a su ciudad natal.

LIMUSINA DESCUBIERTA

Jackson hizo su entrada triunfal en Gary saludando a una multitud de fans desde una limusina descubierta (en la foto, tras salir del vehículo). Sólo faltó la cabina de metacrilato a prueba de balas. Prueba superada. Los lugareños recibieron al cantante entre histeria, lágrimas y cámaras que inmortalizaron la escena.