La alerta evitó el descomunal colapso anunciado. Un día después de que el máximo responsable de la Dirección General de Tráfico (DGT), Pere Navarro, pronosticara un "día complicado" con aglomeraciones de 170 kilómetros en la A-3, las vías de acceso a Madrid registraron todo lo contrario. El puente de mayo finalizó ayer --día festivo en Madrid-- con un panorama radicalmente opuesto al del viernes por la tarde y el sábado por la mañana, cuando salir de la capital se convirtió en una pesadilla que duró entre tres y cuatro horas.

Para curarse en salud, y tras una desmesurada tormenta política, Tráfico lanzó un mensaje de alerta. Ante las previsiones, los conductores optaron por regresar de sus minivacaciones de una forma escalonada. Fuentes de la DGT, mientras, añadieron otro dato para explicar la falta de embotellamientos. Los carriles adicionales de entrada a Madrid estuvieron operativos desde muy temprano. Esas mismas fuentes añadieron que, además, miles de conductores optaron por circular por los itinerarios alternativos planteados desde la DGT para evitar las carreteras más problemáticas.

A última hora de la tarde de ayer, el atasco estaba localizado en un punto concreto: la A-3 (carretera de Valencia) a la altura de Honrubia (Cuenca), donde los conductores soportaron unos 10 kilómetros de embotellamiento en sentido hacia Madrid.

Desde las tres de la tarde del viernes --cuando arrancó la operación salida-- hasta las ocho de la tarde de ayer se han registrado en las carreteras españolas 37 accidentes mortales en los que han perdido la vida 39 personas y otras 16 han sufrido heridas graves. La cifra supone una reducción del 30% frente a los 56 fallecimientos contabilizados durante el puente del año pasado, que también fue de cinco días. En todo caso, para realizar una comparación completamente fiable hay que esperar el dato de la mortalidad hasta la medianoche de ayer, que se da hoy.