Dicen tener 19 años, pero no son más que unos críos. Ateridos y asustados, Mohamed y Mamadú apenas atinan a articular palabra. "Llegamos de Mali hace un mes y queríamos ir a España", relatan con dificultad. "Pero la policía llegó cuando íbamos a subir al cayuco. Los demás se han ido". Detenidos el domingo por la policía mauritana en una playa, esperan en una camioneta policial a ver qué nueva bofetada les depara el destino.

Mientras, los dos oficiales encargados de la operación disfrutan de un minuto de gloria atendiendo a los medios españoles: "Eran un grupo numeroso. Al llegar la policía, el cayuco se ha hecho a la mar precipitadamente, con sólo siete personas a bordo. Hemos detenido a estos dos, y los demás han huido". Las provisiones también se quedaron en la playa, así como ropa, botas y otros enseres, esparcidos en la arena. "Supongo que los que escaparon volverán para recomponer el grupo, lograr víveres y volverlo a intentar", añade, realista, un policía.

Los dos chavales acabaron en comisaría, atendidos por la Cruz Roja española. Su delegada en Mauritania, Olga Martín, no atisba ningún motivo para el optimismo: "Ayer el domingo trajeron a un grupo de 21, a otro de 17, a estos dos... Esto va creciendo, y no se ve el final". Unos 130 subsaharianos rescatados o interceptados estos días por las autoridades mauritanas se encontraban ayer repartidos entre tres comisarías de Nuadibú. El jueves salió un grupo de 61 hacia la capital, Nuakchott, desde donde serán repatriados.

Llegada a España

En la costa de destino también se nota esta afluencia. Ayer, llegaron a las Canarias 193 inmigrantes y, al cierre de esta edición, una nave de Salvamento Marítimo se aproximaba a otra que navegaba a la deriva.

Esta llegada se produce el mismo día en el que 98 inmigrantes, de los más de 1.000 que había retenidos en Fuerteventura, fueron trasladados en avión a la península en dos vuelos urgentes fletados para aliviar la saturación del centro de internamiento, informa Efe.

Fuentes de la Delegación del Gobierno en Canarias confirmaron a Efe que se prepara otro para hoy desde Gran Canaria, cuando están saturados los centros de internamiento que hay en Fuerteventura, Gran Canaria y Tenerife, el primero con capacidad para 1.070 personas, el segundo para 168 y el tercero para 238. Según datos oficiales, en lo que va de año el número de inmigrantes llegados en patera a Canarias supera en un 200 por ciento la cifra el mismo periodo del 2005, pues se ha pasado de 857 a 2.735, a los que se sumarán los de la nave avistada a cien millas de Tenerife.

Mientras en Mauritania, las autoridades intentan reaccionar o, al menos, emitir signos de respuesta ante lo que les está viniendo encima. Después del anuncio del viernes de un plan contra la inmigración clandestina, ayer los máximos responsables de seguridad del régimen, con el ministro del Interior a la cabeza, se reunieron en Nuadibú con las autoridades locales.

Fuentes diplomáticas y el alcalde confirmaron que tres secretarios de estado españoles, Bernardino León (Exteriores), Consuelo Rumí (Inmigración) y Antonio Camacho (Seguridad) visitarán Nuadibú en unos días.

Las muertes

Mientras, el mar sigue devolviendo cuerpos sin vida. "En los últimos tres días hemos recogido 12 cadáveres", explica el alcalde de Nuadibú. Por si a las autoridades reunidas les quedaba alguna duda, dos cuerpos fueron desembarcados en el puerto justo mientras lo visitaban.

Unos siete kilómetros al norte de Nuadibú, ya en territorio del Sáhara Occidental, se encuentra la playa del barco del azúcar. Le da este nombre un buque que embarrancó en ella décadas atrás, en tiempos de la colonia española, y allí sigue, o al menos los restos herrumbrosos que quedan de él.

Pero a pesar de todo, de lo que no cabe duda es de que de aquí se quieren marchar todos. "Mi hijo se fue hace cinco días en un cayuco. Se llama Zakaria Zaki y tiene 16 años --explicaba un atribulado policía mauritano--. "Ayer recibí una llamada desde Tenerife, pero no me aclararon nada. Quiero saber si está vivo".