El miedo al sida, siempre presente desde que el virus y la enfermedad se descubrieron hace más de dos décadas, ha reaparecido con estremecedora potencia en Nueva York. La detección de un agresivo caso en un hombre de entre 40 y 50 años, que presenta una cepa del virus resistente a la mayoría de los antirretrovirales y que ha desarrollado en la enfermedad a inusitada velocidad, llevó a las autoridades a lanzar una alerta hace 10 días.

Aunque algunas voces piden cautela por tratarse, de momento, de un caso aislado, la ciudad, y especialmente los gays, se replantea la lucha contra el virus y alerta sobre los riesgos del consumo de drogas como el cristal y, sobre todo, sobre la perdida de respeto a una enfermedad letal.

El Departamento de Salud conoció el caso el 22 de enero. El hombre, que se contagió del virus el otoño pasado, desarrolló el sida en sólo dos meses, cuando lo habitual es que, tras la infección por el VIH pasen unos años sin desarrollar el sida. Había tenido relaciones sexuales con entre 100 y 200 hombres, de los que de momento las autoridades sólo han localizado a algunas decenas, y era consumidor de cristal, un anfetamínico cuyo uso se ha disparado en la comunidad gay desde finales de los 90.

En su anuncio, las autoridades alertaron a todos los centros médicos para que revisen las pruebas del sida más recientes en busca de casos similares. Sin embargo, voces como la del doctor Robert Gallo, uno de los descubridores del VIH, consideraron la alarma excesiva. "Es prudente seguir este caso, pero no creo que fuera necesario lanzar una advertencia o alertar a la prensa", declaró un día después del anuncio a The New York Times .

Su argumento, compartido por otros expertos, es que este caso puede estar relacionado con el sistema inmunológico del afectado. Todo el mundo, incluyendo a las autoridades neoyorquinas, coincide en que es demasiado pronto para hablar de un "supervirus".