Con toneladas de petardos para ahuyentar a los malos espíritus, millones de chinos festejaron anoche en todo el país el año nuevo lunar o la fiesta de la primavera, dando la bienvenida al año del tigre y despidiendo al buey. La bienvenida al año nuevo es una de las fiestas más importantes en China, que conlleva que millones de personas se desplacen de un lugar a otro para reunirse con sus familiares, en el que constituye el mayor éxodo festivo del mundo.

Los máximos líderes del gigante asiático, encabezados por el presidente, Hu Jintao, desearon una feliz fiesta a los ciudadanos durante una celebración en el Gran Palacio del Pueblo, en la que destacaron los logros conseguidos en el 2009. El primer ministro, Wen Jiabao, subrayó que el año pasado fue "extraordinario para el ascenso de China" pues a pesar de la crisis, las medidas del Gobierno lograron revertir la tendencia económica mundial y situar al país en el liderazgo de la recuperación.

Wen afirmó que la celebración del 60º aniversario del régimen comunista chino aumentó también la autoconfianza y orgullo nacional, fortaleciendo la cohesión de los chinos e impulsando el prestigio y la influencia internacional del país. "Ganar no es difícil, pero continuar ganando es muy difícil", destacó para añadir que la persistencia es básica en la victoria y que si en el 2010 China afronta una situación más complicada, interna y externamente, es necesario mantener la mente clara y el sentido de no quedarse atrás. "Continuidad en el desarrollo económico, impulsar la reforma y aperturas económicas, transformar el modelo de crecimiento y acelerar los ajustes económicos respondiendo a la crisis internacional", serán tareas fundamentales, dijo Wen.

VIGILANCIA DE PETARDOS Las celebraciones transcurrieron bajo estrictas medidas de seguridad, ya que las autoridades quieren evitar incidentes con las tracas de petardos. Las semanas anteriores a la fiesta se interceptaron más de 320 ventas ilegales.