TOtbservo los retos a los que tiene que enfrentarse el nuevo ministro de Educación y creo que es más de lo mismo. Fracaso escolar, abandono, la FP, Bolonia, la enseñanza de los idiomas... Es la cantinela de toda la vida. Parece que este ministerio es un muestrario de fósiles o un lento dinosaurio incapaz de sacudirse los problemas de encima y avanzar un poco. Al menos, volvemos a tener las universidades con nosotros, pero no el deporte, que pasa a depender del presidente, como si este se hubiera reservado lo único que nos va dando alguna que otra alegría. O sea, que separadas la gimnasia y la magnesia, volvemos a la carga. A ver con qué novedades nos sorprenden ahora. . Da un poco de vértigo, no se crean. Cada ley educativa hace cierto el dicho de virgencita que me quede como estoy. Yo no dudo de las buenas intenciones, pero los resultados cantan. El abandono es cada vez mayor, los ciclos formativos no acaban de despegar y a la universidad se llega por inercia, no por vocación de estudio. Nadie tiene soluciones mágicas, Finlandia aparte, pero la tendencia a flexibilizar aún más la obtención de un título, o dejar sin premio al esfuerzo, ya ha demostrado no tener éxito. Le deseo suerte al nuevo ministro. Es más, se la desearía a cualquiera. Hay que tener mucho valor o ser muy inconsciente para ponerse al frente de un ministerio de educación en este país. El caso es que alguien tiene que poner el cascabel al gato y procurar que aguante las siete vidas, que todos los implicados en esto, o sea la sociedad entera, vamos estando un poquito hartos de tanto cambio para quedarnos igual o peor que antes, que ya es difícil.