El Vaticano comunicó el pasado mes de octubre a todos los obispos del mundo que en el plazo máximo de dos años deberán reformar el texto de la misa en cada una de las lenguas. En lo que se ha visto como una concesión a los seguidores integristas del arzobispo Marcel Lefebvre, los sacerdotes deberán decir en el momento de la consagración del vino que Cristo dio su sangre "por muchos", y no "por todos", tal y como se hace hasta el momento.

El cardenal Francis Arinze, prefecto de la Congregación para el Culto Divino, dirigió una carta a través de las conferencias episcopales, el pasado 17 de octubre, en el que apunta que la expresión latina pro multis no debe traducirse como "por todos los hombres", "por todos nosotros" o "por todos", como se ha hecho en múltiples lenguas tras la reforma litúrgica del Concilio Vaticano II.

Según consta en el escrito de Arinze, en la catequesis debe explicarse que Cristo murió "por todos los hombres y mujeres" pero la liturgia debe ser fiel a las formas latinas originales y dejar claro que la "salvación no llega de una forma mecánica" y requiere "participar en el misterio" de la eucaristía.