El cardenal arzobispo de la diócesis de Valencia, Agustín García-Gasco, próximo a cumplir los 78 años, uno de los representantes más notables del ala dura del episcopado español, que se ha singularizado por sus ataques al Gobierno socialista, fue relevado ayer al frente de la demarcación valenciana casi tres años después de haber alcanzado la edad reglamentaria de jubilación. Benedicto XVI ha designado al hasta ahora arzobispo de Oviedo, Carlos Osoro, de 63 años y talante moderado, para sustituirle.

Los últimos tres años de la carrera episcopal de García-Gasco han resultado inusualmente productivos. Tras haber organizado en Valencia, en el 2006, el V Encuentro Mundial de las Familias que trajo por primera vez al Papa alemán a España, el arzobispo fue nombrado cardenal en noviembre del 2007. Meses antes, en abril, la Conferencia Episcopal Española (CEE), controlada por el sector ultraconservador, le encomendó la presidencia de la Comisión Episcopal para la Doctrina de la Fe, o sea le convirtió en el guardián ejecutivo de la ortodoxia, atento a reprimir cualquier manifestación por escrito de la teología progresista que se apartase de la norma.

García-Gasco tampoco ha ocultado durante ese último trienio su antipatía hacia el Gobierno socialista. En noviembre del 2007, durante una cena en la embajada de España ante el Vaticano con la vicepresidenta a los nuevos cardenales, entre los que se hallaba el arzobispo de Valencia, este respondió al discurso conciliador de la anfitriona negando que España tuviera futuro mientras siguiera "cerrando su corazón a Dios". El nuevo arzobispo Carlos Osoro, fue en el 2002 obispo de Orense.