A partir del lunes los internautas podrán pujar en una subasta que ofrece 50 momentos que no tienen precio . El objetivo es recaudar fondos para organizaciones benéficas y en la oferta se incluye, por ejemplo, tomar el té con Mandela . Pensando en ello, me he dado cuenta de que los mejores instantes de la vida son como los éxitos de los 40 Principales. Es decir, sólo están en el número uno de la lista durante un tiempo y luego son relegados por otros mejores o más nuevos. Puede, entonces, que los mejores momentos realmente no existan y que sean siempre los que están por llegar. Para mí, uno de los que no tendría precio sería terminar de pagar la hipoteca y olvidarme de que la vida se distribuye a plazos. Los plazos también son momentos, pero con precio. El culpable de todo esto fue Isaac Singer , al que un día se le ocurrió inventar la venta a plazos, para poder colocar más máquinas de coser. Y desde entonces el mundo se dividió entre los que podían vivir de seguido y los que tenían la vida llena de plazos. Cuando escribo esto escucho en la radio que, aunque hay algunas pistas, todavía no han dado con el paradero de la niña inglesa desaparecida en el Algarve. Así que rectifico. Ahora mi mejor momento sin precio, sin duda, sería que apareciera la pequeña, podría cambiarlo por todos los instantes maravillosos que me quedan por llegar. Pero sigo pensando y me viene a la memoria el caso del niño de Gran Canaria, desaparecido hace tres meses. Ya ni lo recordaba y me jode. Me horroriza que haya momentos que puedan olvidarse tan pronto porque estemos más pendientes de otro tipo de plazos y precios. En el fondo, la vida es como la lista de los 40 Principales.