La controversia suscitada por el programa que la televisión holandesa BNN emitió el viernes por la noche, en el que una enferma terminal iba a elegir al receptor de uno de sus riñones, no ha amainado tras desvelarse que se trataba de un montaje para fomentar la donación de órganos. Incluso el Gobierno holandés está dividido al respecto.

El primer ministro, Jan Peter Balkenende, que celebró que se tratara de un simulacro, cree que no es la mejor forma de llamar la atención sobre la falta de donantes. Por contra, al titular de Educación, Ronald Plasterk, calificó la argucia de "fantástica" y hasta de "inteligente".

INCONTESTABLE Paul Roemer, el responsable en Holanda de Endemol, la productora de Gran Hermano, que ha coproducido el Gran show del donante, exhibió ayer como un éxito incontestable del programa el que el viernes por la noche se hubieran recibido 12.000 solicitudes para hacerse donante de órganos. Incluso hubo quien se hizo donante en vida, aseguró la cadena. Claro que esto fue antes de que se descubriera el engaño. Habrá que ver qué si los altruistas televidentes mantienen ahora en pie su propósito inicial .

A diferencia de lo que sucede en España, con una tasa de donantes de órganos de 34 personas por millón de habitantes, Holanda es uno de los países con una de los índices más bajos: 12 personas por millón. El programa, que fue seguido por 1,2 millones de espectadores, se había propuesto elevar sustancialmente esa tasa, además de batir récords de audiencia.

Los responsables de la BNN explicaron tras finalizar la emisión que esta se había estado preparando a lo largo de un año y que los tres enfermos renales que participaron en él, y que teóricamente habían superado una criba realizada entre 25 candidatos a un trasplante, estaban advertidos desde el principio de que se trataba de un montaje, pero que habían optado por colaborar porque estaban convencidos de sus efectos beneficiosos. La supuesta enferma terminal resultó ser una actriz que interpretó su papel a la perfección.

El anuncio de la emisión desencadenó una enorme polémica, hasta el punto que hubo voces que exigían su prohibición. El primer ministro había lamentado las consecuencias negativas que para la imagen de Holanda se derivarían de la emisión y el ministro de Educación, que ayer celebró su emisión, se había referido al proyecto tildándolo de "poco ético". Un centenar de abonados de la cadena se dieron de baja al concluir la retransmisión del programa, según la prensa holandesa.