Amelie Van Esbeen, la anciana belga de 93 años que mantuvo en marzo una huelga de hambre durante una semana y media para pedir que le fuese aplicada la eutanasia, murió hoy después de que otro médico al suyo habitual cumpliera finalmente su deseo.

En un primer momento, las autoridades médicas negaron a la mujer el derecho a la eutanasia por no reunir los criterios establecidos por la legislación: "afección incurable grave" y "sufrimientos "constantes, insoportables y que no podían ser calmados".

El nieto de la mujer, Danny Van Den Dorpel, señaló que "lo esencial" es que finalmente se aprobara la demanda de eutanasia y que, además, el caso de su abuela ha permitido reabrir el debate sobre la eutanasia en el país, según unas declaraciones que recoge la agencia Belga.

Tras intentar en vano cortarse las venas con un cuchillo de cocina, la anciana inició a mediados de marzo una huelga de hambre en la residencia de Merksem (norte de Bélgica) en la que vivía y donde hoy ha fallecido.

Sin embargo, el 24 de marzo la mujer abandonó su protesta y, un día después, su médico habitual dejaba el caso, ya que, a su juicio, la repercusión mediática de la situación de Amelie dificultaba tratar a la paciente de forma seria y normal. Por ello, la anciana solicitó otro facultativo y demandó nuevamente por escrito que se le aplicase la eutanasia, lo que finalmente fue autorizado y se aplicó hoy.

"Mi vida está terminada. La única cosa que podría hacerme feliz es la muerte", señalaba esta anciana desde su cama ante la impotencia de su familia: una hija, nueve nietos y ocho bisnietos, explicó el mes pasado al iniciar su huelga de hambre.

Amelie hizo constar por escrito su oposición a ser reanimada, transferida a un hospital o a ser alimentada a través de una sonda, y, además, reclamó la ampliación de las condiciones exigidas por la ley a personas que se encuentren en su misma situación.

Esta protesta reabrió el debate sobre la eutanasia en Bélgica -un país que despenalizó esta práctica en 2002-, si bien tan sólo los liberales y socialistas flamencos se han mostrado partidarios de la extensión de la eutanasia a ancianos, menores (la ley exige ahora ser mayor de edad) y a personas con enfermedades cerebrales degenerativas.