THtago un hueco entre las lecturas que me ocupan últimamente (Céline, Feuerbach, Sholem Asch, Hansum, Amos Oz ) para dedicar unos minutos (una hora, en realidad) a EL PERIODICO DE LA FARMACIA , publicación de información sanitaria que se distribuye gratuitamente en las farmacias. Todo queda en casa bien mirado, porque si en algo coinciden la buena literatura y las publicaciones médicas es en su interés por el sufrimiento humano. Para quienes somos aficionados al tema de la muerte estas publicaciones son un caramelo al ofrecer un extenso abanico de posibilidades de cómo estirar la pata. El último número del citado periódico viene de lo más surtido. La misma portada nos advierte de que "la meningitis bacteriana puede matar en horas". Incluye, además, un interesante reportaje sobre una enfermedad poco conocida: el Síndrome de Ulises. Pero aquí, ay, empecé a exhalar un sudor frío al comprobar en el ojeroso espejo que, pese a ser como Saponi de Cáceres de toda la vida , sufría cada síntoma de esta enfermedad propia de inmigrantes. Resulta que cuando ya estaba en un taxi en dirección a Urgencias me di cuenta de que también compartía los síntomas de las otras enfermedades reseñadas en el periódico: meningitis bacteriana, esclerosis múltiple, hipertensión arterial, depresión... Eso me hizo dudar, porque, no obstante mis grandes dotes para las enfermedades, no creo tener talento para sufrir tantas dolencias a la vez.

En el siglo XIX los personajes de novela disponían de un menú bastante pobre: tenían que elegir entre morir de tuberculosis o de amor. Hoy día la carta es tan variada que no acabo de elegir el plato.