Pasó en torno a una semana encerrada en el ascensor de su casa de Sitges, en Cataluña y los mossos que acudieron a rescatarla el martes pasado la hallaron "consciente y en bastante buen estado de salud", aunque "temblorosa y muy nerviosa". Qué menos.

La culpa la tuvo, al parecer, un problema eléctrico que se produjo la semana pasada justo en el momento en que la mujer, de 45 años y española, se encontraba en el elevador interno de su vivienda. La avería hizo saltar la luz, por lo que el aparato se paró. Ella quedó atrapada.

Las horas fueron pasando. Y con ellas los días. Un vecino al que la afectada había dejado su perro se sorprendió de que no pasara a recogerlo. Mientras Cataluña soportaba un crudo temporal estremecida por la cruda verdad del incendio mortal de Horta de Sant Joan, la mujer permanecía en el breve espacio del ascensor ajena al mundo exterior.

AVISO A LA GUARDIA CIVIL Las jornadas transcurrieron lentas y sin novedad hasta que un familiar desencalló la situación el martes al denunciar a la Guardia Civil que hacía cinco días que no sabía nada de ella. El instituto armado comunicó el asunto de inmediato a los Mossos d´Esquadra. A raíz del aviso, una patrulla se desplazó al domicilio de la supuesta desa-parecida junto con los bomberos y un pariente de ella. Picaron al timbre, pero no sonaba, por lo que derribaron la puerta. En ese momento oyeron gritos de auxilio. Buscaron el cuadro eléctrico y dieron la luz. Llamaron al ascensor y, segundos después, la puerta se abrió.

Allí estaba la mujer. En buen estado, pero desorientada. Contó que llevaba ocho días encerrada. Los mossos la trasladaron al hospital y ayer ya había recibido el alta.

Los médicos sostienen que una persona sana puede resistir sin beber y comer en torno a cinco días sin daños graves, si apenas realiza gasto energético.