A los tres años a Dianne Odell le fue diagnosticada una poliomielitis bulo-espinal, una enfermedad que afecta al sistema nervioso, tres años antes de que fuera descubierta una vacuna. Como consecuencia, Odell se pasó los 58 siguientes años de su vida confinada en lo que se conoce como un pulmón de acero, una cámara cilíndrica de unos dos metros de longitud y unos 340 kilos de peso con un sistema que le permitía respirar. Durante todo este tiempo la enferma no pudo abandonar la cámara más que unos instantes para que la limpiaran. El miércoles, Dianne murió a los 61 años después de que un apagón originado por una tormenta dejara sin electricidad la casa de sus padres, donde vivía, y por tanto impidiera que su pulmón de acero funcionara.

"Hicimos los que pudimos, pero no logramos que continuara respirando", ha explicado a la prensa estadounidense Will Beyer, cuñado de la enferma. El hogar familiar en Jackson (Tennessee) estaba preparado para este tipo de incidencias, pero no lograron poner en marcha el generador de emergencia del que disponían. "Todo el mundo sabía lo que tenía que hacer, pero el generador simplemente no funcionó", explicó Beyer. Hace años que estos aparatos ya no se utilizan, pero ella no podía usar otros dispositivos que le hubieran proporcionado más movilidad porque una deformación espinal causada por la polio se lo impedía.

La muerte de Odell fue ayer una de las noticias del día en EEUU, donde era considerada un ejemplo de amor a la vida. "Los que sufren situaciones como la mía, que no se rindan, siempre hay algo en el horizonte", había dicho.