En atletismo, las mujeres están condenadas a ir por detrás de los hombres en cuestión de marcas, pero en la prueba de senderismo urbano Nostop , que se acaba de celebrar en Plasencia, mujeres y hombres están tan igualados que la campeona de este año, Concepción Gil, se ha quedado a tan solo 9 kilómetros del ganador masculino y ha sido la tercera absoluta de 62 corredores.

Y además batiendo su récord porque ha conseguido caminar sin parar durante 237 kilómetros, algo más de la distancia que hay entre Plasencia y Alcorcón. Además, no es la primera vez que se sube a lo más alto del podio --lo ha hecho tres veces-- en una prueba de enorme esfuerzo físico y, sobre todo, psicológico porque consiste en caminar desde las siete de la tarde de un viernes hasta que el cuerpo aguante, con el tope de las dos de la tarde del domingo.

Jesús Muñoz, presidente de la asociación organizadora de la prueba, El Bordón, se quita el sombrero ante las mujeres placentinas. "En Plasencia, las mujeres nos mojan la oreja a los hombres porque lo máximo que ha recorrido un placentino son 189 kilómetros y hay tres mujeres, Conchi, Toñi y Rocío, que han superado los 200".

Además, y sin desmerecer el mérito del ganador de la prueba, Conchi asegura que "el valor de ganar, al ser mujer, es mayor porque las mujeres lo tenemos algo más difícil". Pone de ejemplo que "los hombres pueden orinar en cualquier sitio y a nosotras no nos queda otra que parar en los servicios".

Por eso aplaude a las mujeres de la prueba, entre ellas, una de sus hijas, de 13 años, que quiso participar por primera vez. Tiene una buena maestra porque esta placentina de 45 años ha sido deportista toda su vida. Ha competido en atletismo y ha llegado a ser campeona regional.

La pasión por el deporte la compagina con su faceta de trabajadora y madre de tres hijos. Porque corre a diario: "Si no, parece que me falta algo". Un mes antes de la prueba, cambia el trote por el paseo para llegar a Nostop en las mejores condiciones. Entrena con Toñi, buena amiga y compañera en la prueba, que logró terminar segunda.

Conchi advierte que correr y caminar "no es lo mismo, son diferentes pisadas". Los pies sufren, por eso agradece los cuidados de los alumnos de Podología. Pero reconoce que el mayor obstáculo es el psicológico: "Es una prueba que ataca mucho porque igual estás arriba que abajo. La segunda noche te rayas mucho, menos mal que voy con Toñi y nos ayudamos".

También su marido, que llegó junto a ella a la meta, donde la esperaban sus hijos, lo que añadió emoción y lágrimas. La sensación final es la de que el esfuerzo "merece la pena. No lo haces por el dinero porque esto no está pagado, sino por el reto de superarte" y lo hizo.