Renata Tebaldi ha interpretado por última vez la escena de la muerte de la diva y se ha marchado sin esperar que se abriese el telón para escuchar los aplausos del público. La gran soprano italiana, de 82 años, un mito de la ópera y gran rival en los escenarios de Maria Callas, falleció la madrugada del domingo en su casa de San Marino, a donde se había retirado en el último año afectada de una enfermedad terminal. Tebaldi fue una de las intérpretes más amadas en la historia del Liceu, donde marcó una época entre 1953 y 1959.

Aunque se había retirado en 1976 a causa de un grave problema en las cuerdas vocales, sus fervientes seguidores, aquellos que siempre consideraron a Tebaldi como la gran voz de la lírica, seguían idolatrándola y recordándola.

REGALO DE LA NATURALEZA "He considerado siempre mi voz como un regalo de la naturaleza y fue por amor y respeto a este don prodigioso por lo que decidí dejar de cantar y evitar la mortificante decadencia", dijo en una entrevista concedida hace dos años a la televisión italiana con motivo de su 80 cumpleaños.

En Italia, el duelo Tebaldi-Callas se vivió con la misma pasión de las gestas en el ciclismo de Coppi y Bartali, cada una con sus seguidores y detractores pero ambas inmensas. "Nunca busqué enfrentarme a la Callas y me ofende si alguien piensa eso", recordaba hace poco.

Pero la rivalidad entre Tebaldi, la voz de ángel, como la había denominada Arturo Toscanini, cuando la eligió en 1946 para la reapertura de La Scala tras la guerra, y Callas dio mucho que hablar entre los apasionados de la música lírica.

En su carrera destaca, sobre todo, su trabajo con más de 70 directores diferentes, entre ellos Giulini y Karajan, y el gran repertorio de sus "amadas mujeres", Tosca, Manon Lescaut, Mimí, Madame Butterfly, Violetta, Desdémona o su preferida, la Juana de Arco de Verdi. Su éxito traspasó fronteras. Triunfo en Europa y EEUU. Allí se convirtió en la reina del Metropolitan y terminó su carrera interpretando magistralmente la Desdémona de Otelo .