El museo del campo de concentración nazi de Auschwitz (sur de Polonia) tiene un futuro incierto si no consigue más fondos para su financiación, ya que su presupuesto es insuficiente y, según los expertos, son necesarios unos cien millones de euros para asegurar su funcionamiento. "La ayuda internacional es la única fórmula para poder conservar lo que queda", explicó el responsable del Consejo de Auschwitz y ex prisionero en estas instalaciones durante la II Guerra Mundial Wladyslaw Bartoszewski, en declaraciones que publica hoy el diario "Rzeczpospolita".

Para Bartoszewski, un lugar de la importancia de Auschwitz, considerado el mayor monumento a la memoria histórica del mundo, debería de recibir más apoyo de organismos internacionales por su relevancia, ya que los costes de su mantenimiento son muy elevados. Esta aportación extranjera es simbólica, y no supera los 290.000 dólares anuales, mucho menos de lo necesario para asegurar la supervivencia de este recuerdo del Holocausto.

La realidad es que desde que el museo de Auschwitz se puso en marcha, hace más de 60 años, el Estado polaco asume prácticamente la totalidad su coste, con una aportación anual cercana a los 4,6 millones de dólares. "Si nuestra necesidad fuese la de arreglar los tejados, entonces serían suficientes 15.000 euros, por ejemplo, pero se trata de desvelar y proteger la historia", ha defendido en varias ocasiones el director del museo, Piotr Cywinski, quien reconoce que existe una acuciante falta de dinero.

El museo del campo de concentración de Auschwitz recuerda el genocidio nazi, que tuvo en este lugar uno de sus principales escenarios, con más de un millón de personas, en su mayoría judíos, asesinados en la llamada "fábrica de la muerte". En 1979 fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO y, cada año, recibe la visita de miles turistas de todo el mundo, con más de un millón de entradas el pasado 2008.