Cuatro de la tarde. El sol cae a plomo sobre un chaflán en obras de una calle barcelonesa, donde una cuadrilla de albañiles marroquís trabaja en las obras de la calzada. Bajo un calor asfixiante como el de ayer, el trabajo es durísimo. Sin embargo, todos reconocen que a partir del viernes "será mucho más difícil". No solo habrá que seguir dándole al pico y la pala bajo un sol inclemente, además deberán hacerlo en ayunas: sin comer y sin poder beber ni una gota de agua para refrescarse. La razón es que este fin de semana se inicia el Ramadán, el mes sagrado de los musulmanes, que por caer este año en pleno verano va a convertirse en una prueba de fe especialmente dura.

RAMADAN Durante este periodo, los musulmanes no pueden beber ni comer desde la salida hasta la puesta del sol. Cuando el Ramadán es en invierno, al haber menos horas de luz y no hacer calor, el ayuno es más fácil de sobrellevar. Sin embargo, en verano, con jornadas de casi 14 horas de sol y con un calor sofocante, el cumplimiento del ayuno es más complicado. Una dificultad que se incrementa en el caso de aquellos musulmanes que residen en territorios no islámicos, como Extremadura. En esta región, según el Estudio demográfico sobre conciudadanos musulmanes , realizado por la Unión de Comunidades Islámicas de España, había en marzo del 2008 15.536 musulmanes.

La llegada de este mes sagrado ha llevado a cientos de trabajadores musulmanes en Cataluña, ya sea por su cuenta o con la mediación de asociaciones y sindicatos, a pedir ajustes horarios para poder compaginar el trabajo y el respeto a su tradición religiosa. Sobre todo, para hacer más soportable el trabajar sin beber bajo este intenso calor.

Muchas empresas que emplean a musulmanes llegan a pactos para que el Ramadán no incida en la productividad. De hecho, ayer, el presidente de la Unión de Comunidades Islámicas en España, Riay Tatary, hizo un llamamiento a los empresarios españoles a que permitan a sus empleados musulmanes finalizar su jornada laboral una hora antes de la puesta de sol para que esas personas puedan estar en sus casas en el momento de la ruptura del ayuno.

MEDIACION SINDICAL Sindicatos como CCOO y entidades como la Asociación de Amigos del Pueblo Marroquí han mediado entre trabajadores musulmanes y gestores de empresas donde trabajan para lograr pactos que permitan conciliar el trabajo con la práctica religiosa. "Hemos logrado que a gente que trabajaba en turno de noche se la pase al de mañana", dice Mohamed Alami, presidente de la entidad. Esa petición la recoge el Acuerdo de Cooperación del Estado con la Comisión Islámica de España . Establece que, de acuerdo con los empresarios, los musulmanes tienen derecho en Ramadán a acabar una hora antes su jornada a cambio de recuperar el tiempo de trabajo.

"No es razonable que haya una ley española, que ampara esa demanda de los musulmanes, y no se aplique", denuncia Taufik Chedadi, experto en teología islámica. H