No se trata de que Bill Gates haya logrado que sus equipos informáticos transmitan a través de internet el olor, el sabor o la textura de una fresca y apetitosa cereza. Tampoco sus ingenieros han reventado el vademecum de las ocurrencias y han construido un robot con la forma del genuino fruto del Valle del Jerte, aunque casi. El logro corresponde a dos investigadores del Departamento de Electrónica e Ingeniería Electromecánica de la Universidad de Extremadura (Uex), que han creado una cereza electrónica con el objetivo de estudiar y evitar los numerosos impactos que sufre este producto durante su paso por la cadena de clasificación.

La iniciativa se gestó en la Agrupación de Cooperativas del Jerte. Sus responsables decidieron recurrir a la Uex ante la considerable merma de calidad y de presencia que sufrían las cerezas, uno de los "buques insignia" del mercado exterior extremeño, como reconocen desde la propia institución educativa.

El deterioro del fruto viene dado, según los investigadores Rafael Leal y José Manuel Mangas, por los cambios de velocidad que se generan al pasar el fruto de una cinta a otra de la cadena. Y es que este proceso puede desarrollarse a lo largo de casi 20 metros de idas y venidas, un problema que ha preocupado a los responsables de las cooperativas del Jerte durante los dos últimos años por causar importantes pérdidas económicas.

"Desarrollar el proyecto ha sido más complejo de lo que en principio puede parecer", apuntan los investigadores, ya que, aunque visualmente sí se puede apreciar en qué puntos de la cadena se producen los golpes, el proyecto de la UEx cuantifica uno a uno esos impactos y servirá para proponer las mejoras que se deben acometer sobre la cintas de selección.

Según los primeros estudios, el deterioro de las cerezas comienza al verter las cajas procedentes del campo y se agrava en momentos puntuales del proceso. El daño más destacado ocurre cuando la cereza transita de la primera a la segunda cinta, por lo que es imprescindible reducir la diferencia de velocidades de ambas cadenas.

Aunque la idea es original, no supone una innovación absoluta en el mundo de la investigación agroalimentaria. La réplica de cereza ha sido diseñada a partir de un proyecto de investigación anterior que también se había gestado y generado en los laboratorios de la Universidad de Extremadura y que consistía en un fruto electrónico del tamaño de una naranja.

Productores e investigadores esperan ahora que el proyecto sirva en buena medida para frenar las pérdidas económicas de las últimas campañas, aunque deberán estar atentos para que el pequeño aparato no se cuele en una de las cajas de exportación, porque los creadores no han reproducido ni el sabor ni la suavidad de la fruta jerteña.