Los primeros alevines de atún rojo nacidos en cautividad en Europa nadan desde hace dos semanas en unas instalaciones marinas situadas cerca de la bahía de Cartagena. Pesan apenas 50 gramos, muy lejos de los centenares de kilos que pueden alcanzar cuando son adultos, pero son un hito biológico porque al menos 60 ejemplares han logrado sobrevivir a los traumáticos estadios de huevo y larva. "Aunque la domesticación de la especie queda aún lejos, hemos dado un paso esencial", afirma Fernando de la Gándara, responsable de la investigación en el Instituto Español de Oceanografía (IEO). Un avance que podría ayudar a frenar la sobreexplotación pesquera del atún en todo el mundo.

Estos pequeños atunes difícilmente llegarán a adultos porque el índice de supervivencia es por ahora ínfimo, asume el científico. Pero al mismo tiempo se muestra confiado en mejorar la técnica y que el ciclo reproductor se cierre en los próximos años. "Quién nos iba a decir hace unas décadas que criaríamos tan eficazmente lubinas y doradas", añade De la Gándara.

Cerrar el ciclo, la gran aspiración comercial, significa que un atún criado y alimentado en cautividad ponga un huevo, que ese huevo prospere hasta convertirse en un atún adulto y que vuelva a haber una nueva remesa de huevos. Y en plan industrial. "En Japón, que son los más avanzados del mundo en este campo, llevan muchos años trabajando con atunes y apenas logran la supervivencia de unos pocos ejemplares", precisa.

60 EJEMPLARES Los atunes de la investigación nacieron en julio en unos laboratorios del IEO en el Centro Oceanográfico de Murcia, en San Pedro del Pinatar, a partir de miles de huevos recogidos en granjas de engorde de atún instaladas mar adentro. Los investigadores los capturaron gracias a unos colectores especiales que filtran el agua y luego los trasladaron con suma rapidez hasta los tanques de cría porque los huevos se deterioran en poco tiempo. Algunos fueron llevados a centros colaboradores en Francia, Grecia e Israel.

Con posterioridad, los 60 selectos ejemplares que lograron prosperar hasta la fase de alevín, fueron trasladados en camión y luego en barco hasta las mismas granjas de origen. "Los supervivientes están en buenas condiciones y se alimentan con normalidad", subraya el IEO. Los juveniles, que ahora tienen unos 70 días de vida, ya reciben la misma alimentación que los atunes adultos que se capturan en mar abierto con cercos para ser engordados. "Tendrían que llegar a los 150 gramos para ser viables", dice De la Gándara.

Hasta hace poco se pensaba que los atunes no criaban en cautividad porque se trataba de peces migratorios, es decir, que necesitaban recorrer grandes espacios para desarrollarse con normalidad. Sin embargo, estudios recientes, tanto en Murcia como en Cataluña, han demostrado que el problema no es ese, porque las puestas se producen incluso en granjas de engorde.

CUELLO DE BOTELLA El "cuello de botella" se sitúa en la transición desde la fase de huevo hasta el alevín viable. "Allí es donde se debe trabajar a fondo", explica De la Gándara. Lo fundamental parece ser la dieta, pero no se descartan otros factores como la temperatura del agua y la luz.