Primero fueron unas pequeñas manchas claras en unas fotos realizadas desde la órbita de Marte por el Mars Oddisey. Luego, otras imágenes tomadas en la superficie por la Phoenix Lander. Pero ayer, por fin, llegó la confirmación con pruebas fehacientes de la NASA: hay agua en Marte.

"Tenemos agua", aseguró en una rueda de prensa en la Universidad de Arizona en Tucson Wiliam Boynton, el principal investigador del equipo que gestiona el aparato del laboratorio de la nave que ha identificado el líquido elemento. Ese ingenio --que responde a las siglas TEGA-- es una especie de horno que calienta los materiales recogidos por el brazo robótico de la Phoenix y analiza los vapores.

En dos ocasiones anteriores ese brazo se había hecho con muestras de hielo, pero no fue capaz de hacerlas llegar al laboratorio porque quedaron atrapadas en la pala que las recoge. El miércoles, en cambio, el brazo recogió en una excavación a cinco centímetros de profundidad otra muestra que sí pudo entregar.

El hielo había pasado casi 48 horas expuesto al aire, con lo que parte del agua de la muestra se había vaporizado y facilitaba su manejo. Cuando se colocó en el analizador de gases y empezó a "cocinarse", se detectó que el nivel de energía aumentaba en el punto en que el hielo empieza a derretirse. El equipo, según declaró ayer otro de los científicos de la Universidad de Arizona, Peter Smith, está "totalmente convencido" de que tienen agua en sus manos.

Boynton fue más allá y acuñó la frase definitiva sobre el descubrimiento, aunque es difícil traducirla con literalidad. Sentenció sin dar pie a ningún tipo de dudas que "es la primera vez que el agua marciana es tocada". Luego añadió el verbo taste , que puede traducirse como experimentar o probar pero que los más literarios perfectamente podrían intercambiar por catar.

Pese al éxtasis de los científicos, es pronto para determinar muchas cosas. La principal: concluir si el hielo alguna vez se derrite lo suficiente y si hay químicos con carbono y otros materiales como para albergar vida.

UN MES DE ANALISIS Los investigadores de la NASA ayer marcaron un plazo de tres o cuatro semanas para empezar a obtener respuestas y advirtieron que, de momento, no han encontrado ninguna muestra de materiales de tipo orgánico. "Tratamos de entender la historia del hielo --explicó Smith-- y determinar si alguna vez estuvo derretido y creó un ambiente líquido que modificara el terreno".

De momento, el hallazgo ha animado a la NASA a extender cinco semanas la misión de la Phoenix Lander, que llegó al polo norte marciano el 25 de mayo y que iba a concluir su trabajo a finales de agosto. Ayer se anunció un incremento de 1,3 millones de euros al presupuesto de 269 millones que financia la operación, que se prolongará de los 90 días marcianos inicialmente previstos a 124 (cada día en Marte tiene 24 horas, 39 minutos y 35 segundos).

"La Phoenix está sana y las proyecciones de energía solar (que la alimentan) son buenas, así que queremos sacar todo el partido de tener este recurso en uno de los puntos más interesantes de Marte", explicó Michael Meyer, jefe del Programa de Exploración de Marte en la sede de la NASA en Washington.