Los 25 inmigrantes rescatados el pasado miércoles por un pesquero español en aguas de Libia pisaron ayer de madrugada suelo firme. Y lo hicieron resistiéndose hasta el último momento y con lágrimas en los ojos al caer en la cuenta de que no estaban en España sino en Libia, país que aceptó el desembarco tras duras conversaciones diplomáticas con Madrid. "¿Dónde nos habéis traído", parecían preguntar con gestos a los 14 tripulantes del barco Nuestra Madre de Loreto (todos gallegos menos un alicantino).

El patrón, José Luis Sestayo, admitió con pena que los "chavales" --originarios de Nigeria y Malí-- estarán peor en Libia que en la embarcación española, pero afirmó que no podía hacer otra cosa por ellos, informa la agencia Efe.

Los inmigrantes, que fueron literalmente sacados del agua por la tripulación del Nuestra Madre de Loreto después de que la patera en la que viajaban sufriera serios problemas, quedaron a disposición de las autoridades de Trípoli. "Cuando llegamos al puerto, los cogieron y estuvieron sentados unos 40 minutos en el muelle. Luego se los llevaron en varios coches y no sabemos nada más", explicó el patrón. Con toda probabilidad, todos ellos serán deportados a sus países de origen, aunque está por ver que la expulsión se realice con todas las garantías.

CONVERSACION SOBRE FUTBOL Sestayo explicó con pena que los inmigrantes --uno de los cuales falleció en el desesperado intento por alcanzar el pesquero el día del rescate-- estaban contentos porque pensaban que su periplo terminaría en Italia o a España. "Se reían, miraban alguna revista que teníamos a bordo y hablaban por señas con los marineros sobre fútbol", añadió. La comunicación era difícil ya que solo uno de los inmigrantes hablaba un poco de inglés.

"Lo que les pueda pasar ahora no lo sabemos, pero supongo que no es nada bueno", destacó el patrón. El mismo tenía unas ganas bárbaras de abandonar Libia, algo que hicieron pasadas las dos de la tarde, una vez que repusieron las previsiones y el combustible. El barco regresará a Santa Pola (Alicante), donde tiene su base, a principio de julio cuando dé por finalizada la campaña de pesca de quisquilla.

ALIVIO PARA EL ARMADOR El armador del Nuestra Madre de Loreto, el alicantino José Durá, se mostró ayer "muy aliviado" tras el desembarco en Trípoli. "He vivido con mucha incertidumbre estos tres días a la espera de que autoridades llegaran a un acuerdo", dijo a Efe.

Durá vivió una situación de angustia muy parecida hace casi un año a bordo del Francisco y Catalina, otro pesquero español que rescató del mar a 51 africanos a los que las autoridades de Malta negaron la entrada durante una semana.