Las intervenciones quirúrgicas intracraneales, como puede ser la extirpación de un tumor cerebral, tienen unos requerimientos especiales. «En otros sitios puedes abrir y empezar a buscar, pero no aquí. Por eso necesitamos un sistema muy preciso y dinámico para localizar las lesiones antes y durante la operación», resume el doctor Fran Martínez Ricarte, adjunto del Servicio de Neurocirugía del Hospital Vall d’Hebron. Para ayudar al trabajo de los especialistas, el hospital barcelonés ha incorporado un nuevo equipo de neuronavegador que funciona integrado con un ecógrafo digital. Los dos equipos, desarrollados por las empresas BKMedical y Brainlab, permiten a los cirujanos un control más grande de las intervenciones intracraneales puesto que pueden ver en tiempo real su evolución y compararla con la situación inicial del paciente.

El Servicio de Neurocirugía del hospital dispone de esta tecnología en los quirófanos híbridos (preparados para realizar pruebas radiológicas y de imagen) del bloque quirúrgico desde el pasado mes de marzo. «Lo usamos cada vez más», afirma Martínez.

1.400 INTERVENCIONES ANUALES

Se podrá utilizar en la mayor parte de las 1.400 intervenciones que el servicio realiza cada año y se podrán beneficiar un amplio abanico de pacientes, sobre todo en casos afectados de tumores cerebrales, en los cuales eleva el grado de resección de la masa tumoral y facilita la realización de biopsias, así como hemorragias cerebrales y en malformaciones arteriovenosas. «Se puede utilizar para cualquier intervención quirúrgica en la que necesites encontrar algo dentro del cerebro -dice la doctora Marta Cicuéndez, adjunta del mismo Servicio de Neurología. Nosotros estamos especializados en oncología y lo usamos sobre todo para tumores, pero los de Cirugía Vascular también lo emplean para aneurismas o hematomas». Vall d’Hebron es el primer hospital de España que integra ambos sistemas.

Se trata de una integración digital que permite enviar por red desde el ecógrafo al navegador imágenes digitales de más calidad e información en tiempo real. Así, los cirujanos pueden ver en todo momento la evolución de la intervención, comprobar que siguen la planificación prevista y modificar sobre la marcha las características del material, como las sondas, que se utiliza sin necesidad de volver a calibrar todo el equipo. «Todo ello permite ahorrar al paciente pruebas de obtención de imagen durante la cirugía así como tiempo de estancia en el quirófano», subraya el hospital en una nota informativa.

«Antes extirpábamos tumores sin estos aparatos y lo hacíamos bien, pero ahora tenemos mucha más seguridad -insiste Martínez-. Creo que me costaría volver al sistema antiguo». En un nuevo símil automovilístico, el adjunto comenta: «Es como los coches y las nuevas prestaciones. Antes llegabas, pero ahora lo haces con más seguridad y comodidad». En el cerebro no se pueden practicar endoscopias porque no se trata de una cavidad.

PRUEBAS EXPLORATORIAS PREVIAS

El navegador incorpora los resultados de las resonancias magnéticas, escáneres o cualquier otra prueba exploratoria que se haya hecho antes de la operación. Una vez los pacientes están anclados -el cráneo deberá permanecer fijo durante toda la intervención-, el aparato detecta su cara. «Cada persona tiene una geometría concreta que la máquina reconoce mediante un algoritmo y la compara con su base de datos», explica Martínez. «Si no fuera el paciente indicado daría error», añade. Luego, con el ecógrafo acoplado, los neurocirujanos cogen el puntero, lo colocan en una pantalla y pueden ver lo que hay debajo.

La precisión es la clave porque el cerebro no es fijo, «sino que puede desplazarse una vez se abre el cráneo», prosigue el especialista. Es decir, las exploraciones anteriores a la operación pueden ser poco precisas. «Es como tener un coche con GPS pero con la cartografía sin actualizar. Podrías encontrarte con que han cambiado las carreteras», concluye Martínez.