Un economista, un físico o una terapeuta ocupacional podrían tener poco que ver en un principio. Pero lo cierto es que les une su afán por conseguir una integración plena en la sociedad de niños de diferentes etnias, y darles una respuesta a su demanda de ocio más inmediata. La fundación Algarabía de Plasencia lleva funcionando más de diez años y para sus integrantes el voluntariado es casi una forma de vida, "una necesidad que supone una satisfacción para aquellos niños con menos recursos", en palabras del actual presidente de la fundación, Pedro Galaviz.

La fundación Algarabía se puso en funcionamiento en el año 1995, de una forma casual un par de estudiantes empezaron a dar forma a sus prácticas para la diplomatura de trabajo social y para ello comenzaron a desarrollar una serie de actividades y talleres infantiles que --sin saberlo-- iban a suponer la respuesta a la demanda de ocio de muchos niños del barrio. Aunque las prácticas se acabaron, los talleres siguieron teniendo una buena acogida, así que se mantuvieron y la parroquia de San José (en la avenida Dolores Ibárruri) cedió a la asociación un local para desarrollar sus actividades.

El ayuntamiento de Plasencia también accedió a financiar la asociación, después de dar el visto bueno al proyecto que se realiza, con una partida presupuestaria anual de 2.000 euros. A priori, podría parecer que el presupuesto es poco para todos los talleres y actividades que cada fin de semana realizan para los niños de la zona; teniendo en cuenta que los pequeños no pagan absolutamente nada. Pero "lo cierto" asegura Galaviz "es que tampoco nos hace falta más dinero, ya que aquí todo el mundo que participa lo hace de una forma voluntaria y concienciada". Los talleres son muy variados e incluyen actividades manuales, juegos socio culturales e incluso realizan un pequeño campamento todos los veranos financiado íntegramente con el dinero que les cede el ayuntamiento y el que "a veces ponemos de nuestro bolsillo".

El verdadero problema surge cuando los monitores voluntarios cada vez son menos y "es muy difícil reclutar a gente nueva que acceda a sacrificar un par de horas de su tiempo". La falta de voluntarios hace que muchos proyectos que la asociación tiene en mente caigan en saco roto, ya que no hay personal para llevarlos a cabo. El voluntariado no parece estar de moda, pero para el presidente de la fundación se trata "de dar solución a una necesidad real, en la que muchos niños necesitan de ese espacio de ocio para evadirse de la realidad que les rodea, en un entorno familiar que no les presta apenas atención".

Algarabía demanda voluntarios para las clases diarias que da a niños que necesitan apoyo escolar, también en la parroquia de San José y actualmente prepara las actividades que conformarán el Día de la Paz.