El negocio de los productos enriquecidos

García Barroso, que ha participado en el curso "Autenticidad y Trazabilidad de los Alimentos" que ofrece la UNIA en Baeza, ha destacado a Efe que las empresas han establecido el "marchamo de funcionalidad" en su trabajo diario, "sin informar al consumidor" sobre cuál es realmente el efecto que supone para el cuerpo humano y cuál debe ser la dosis.

El catedrático ha lamentado que no se indique si la cantidad de sustancias que enriquecen al producto "actúan con un litro de leche o con diez". "Los consumidores tienen ya obsesión por este tipo de productos", ha afirmado, a la vez que ha lamentado que los productos ecológicos, "los que mayor garantía ofrecen de que no han sido manipulados de ninguna manera", no tengan tantos adeptos. En relación a ese déficit de información al consumidor, García Barroso ha incidido en la importancia de la directiva europea que se está elaborando para regular este sector, una medida que "como siempre está por detrás de los hábitos de consumo".

Detectar el "botellón"

En cuanto al nivel de seguridad alimentaria en España, García Barroso lo ha calificado como "aceptable", aunque ha señalado como "principal reto" para el futuro conseguir que la respuesta a un problema sanitario con determinados productos "sea más rápida y se detecte cuanto antes". En su ponencia, el catedrático ha explicado las técnicas más novedosas, como la nariz y la lengua electrónica -que simulan a las humanas-, para indicar la autenticidad de determinados aspectos de una bebida alcohólica como el brandy o el whisky. En relación a los fraudes en bebidas alcohólicas de alta graduación -popularmente conocido como 'garrafón'-, García Barroso ha asegurado que existen estudios que arrojan sólo un 1 por ciento de estafas en los análisis efectuados.