Entre el 21 de enero y el 3 de febrero de 1961, un suceso conmocionó al mundo y provocó la desazón política en las dictaduras de Salazar y Franco. Durante dos semanas, 24 portugueses y españoles mantuvieron secuestrado el trasatlántico luso Santa María en aguas del Caribe. Su pretensión era fijar los ojos del mundo en las dictaduras ibéricas y lo consiguieron. Obligaron a intervenir a la ONU y a los Estados Unidos que, tras arduas negociaciones, lograron que el acto de pirateo político acabara sin derramamiento de sangre, aunque con gran impacto publicitario antifranquista y antisalazarista.

Al frente de aquella operación estaba un marino gallego exiliado llamado José Fernando Fernández Vázquez a quien todo el mundo apodaba comandante Sotomayor. Su nieto Higinio vive en Helechosa de los Montes (Badajoz) desde 1983, tras casarse con Meri, una muchacha del pueblo. Ambos son agentes contra incendios del plan Infoex. Raúl, el bisnieto del comandante Sotomayor, es extremeño y dentro de nada se irá a estudiar a la Universidad Laboral de Cáceres.

EL ALMIRANTE AZNAR La historia del comandante Sotomayor es un novelón de aventuras. Natural de la ría de Arousa, se fue como voluntario a la Marina, pero enseguida se rebeló contra la Monarquía participando en la trama de la sublevación republicana de Jaca. El almirante Aznar le propone optar entre dejar el ejército o enfrentarse a un consejo de guerra y decide abandonar la Marina. Se dedicará a la acción política y al estallar la guerra civil será nombrado responsable militar de la ría arousana tras ser ascendido a teniente de navío.

Ha de huir a las montañas y después a Portugal y a Burdeos por mar. Pero antes tomará con siete hombres un cazaminas en el puerto de Vilagarcía de Arousa y volará un carguero alemán en los muelles de Oporto. Se reincorpora a la marina republicana en Barcelona y participa en el hundimiento del crucero Baleares. Tras la guerra, será internado en el campo de concentración de Saint Ciprien, de donde será deportado por la Gestapo al campo de exterminio de Auschwitz.

Es liberado con sólo 37 kilos de peso. Trabaja en Francia en la Renault, se integra en agrupaciones y entidades republicanas del exilio, pero el cuerpo le pedía acción y emigra a Venezuela. Allí ingresa en el DRIL (Directorio Revolucionario Ibérico de Liberación), que pretendía llevar a cabo alguna acción militar sonada contra las dictaduras ibéricas. Forma un equipo con los dirigentes políticos Galvao, exiliado portugués, y Belo Mosquera, republicano español. Con 24 hombres suben en Cura§ao a bordo del trastlántico portugués Santa María a las 20.30 horas del 21 de enero de 1961.

Esa misma noche, al poco de zarpar, toman el barco. En la refriega muere un tripulante. Durante dos semanas traerán en jaque a las gobiernos de España y Portugal. La prensa internacional sigue el secuestro con gran interés dedicándole primeras páginas y numerosos reportajes. El corresponsal de París Match , Dominique Lapierre, se lanza en paracaídas sobre el barco para cubrir la noticia como testigo directo. También visita el crucero el general Humberto Delgado, líder de la oposición portuguesa que sería asesinado por la policía política lusa en la localidad pacense de Villanueva del Fresno.

Tras avenirse a desembarcar en Recife el 3 de febrero de 1961, el gobierno de Estados Unidos, la ONU y las autoridades brasileñas tuvieron que tomar las riendas del asunto. Durante ocho días negociaron con el directorio del DRIL alrededor de una mesa con la prensa siguiendo el proceso minuto a minuto. Mientras tanto, los gobiernos de Franco y Salazar se exasperaban al comprobar cómo el comandante Sotomayor y 26 exiliados los humillaban ante el mundo.

Los secuestradores quedaron en libertad sin cargos. El comandante Sotomayor regresó a España en 1978 para presentar su libro de memorias. En esa fecha, su nieto Higinio acababa de conocer a Meri Murillo, una chica pacense de Helechosa de los Montes. Hasta ese momento, Higinio también había optado por la aventura: había vivido en Inglaterra, había sido seminarista y en ese instante era marino de guerra.

En Cádiz se enamoró de Meri, que estudiaba allí. En 1983 se trasladaron a Helechosa de los Montes, donde viven disfrutando del aire puro y la tranquilidad. Higinio siente a veces la llamada de la sangre: su mar galaico, la aventura... Pero acaba sucumbiendo a los encantos de la vida familiar y de la naturaleza virgen de esta reserva extremeña del Cíjara que cuida con Meri desde hace 20 años.