Otra disparidad a la que se someten los acusados es el trato que reciben tras ser detectados. Hasta ahora, solo la guardia urbana de Barcelona los detiene y los ingresa en el calabozo hasta que comparen ante el juez, unas cuantas horas después. Los afectados confiesan que este trago es lo peor de toda la condena, pero ni los Mossos ni la Guardia Civil se plantean por el momento seguir el ejemplo de la policía barcelonesa.