El miedo sobrecogió ayer a los miles de personas que se refugiaron en el Superdome, un inmenso estadio cubierto de Nueva Orleans, para protegerse del ciclón, cuando el agua empezó a filtrarse por el techo del lugar considerado como el más seguro de la ciudad.

"Se oyen muchos ruidos extraños. El agua está entrando por el Superdome", explicaba un periodista con nerviosismo en una radio local mientras el ojo del ciclón Katrina se acercaba a la ciudad, acompañado de vientos que soplaban a 240 kilómetros por hora.

"Los responsables nos dijeron que era seguro", denunció el periodista mientras los refugiados subían por las gradas para escapar del agua que se acumulaba en el suelo. Miles de personas que no pudieron abandonar la ciudad encontraron refugio en el Surperdome, un estadio cubierto donde se disputan los partidos de fútbol americano.

Le Vieux Carré, el barrio más antiguo y pintoresco de Nueva Orleans, se sumergió en la oscuridad cuando las líneas eléctricas que alimentan la metrópolis fueron arrancadas por la violencia del ciclón.

La falta de iluminación y la abundante lluvia que caía sobre la ciudad desde primeras horas de la mañana hacían que la visibilidad fuera casi nula en numerosos barrios.

Los vientos eran tan fuertes que en el hotel de la cadena Best Western, en el barrio histórico, los muebles temblaban con cada ráfaga. Dwayne Carey, de 28 años, fue una de las miles de personas que se refugiaron en hoteles.