La gente no tiene sentido del humor. Ninguno. Como decía Gila , no sabemos aguantar una broma, al contrario que ese padre que se partía con los mozos del pueblo. Me habéis matado al hijo, decía, pero lo que nos hemos reído. Esa es la actitud, claro que sí. En un país en que alancear a un toro acorralado es de valientes y lanzarse toneladas de tomate, de juerguistas, qué podemos esperar. Lo importante es la fiesta, así que no se me pongan ustedes tiquismiquis. Espanta un poco, pero se irán acostumbrando y, si su hijo lo pasa mal, hagan como decía Gila. Cuanto antes se le pase la tontería, mejor, que el chaval tiene que integrarse. Sufrirá novatadas graciosas y bromas civilizadas, como simular ponerse un tampón delante de todos (puro humor español, de Quevedo ) o tendrá que agachar la cabeza para que le estrellen huevos encima (de los Hermanos Marx , no se pongan bobos) o incluso sufrir que le metan mano (ya lo hacía Benny Hill y ustedes se reían). Son tradiciones, hombre, y deben respetarse. Qué importa que en Extremadura antes no las hubiera. Es lo bueno de las novatadas, que se implantan en un santiamén y arraigan para los próximos años. Quien sea tímido, que no estudie, o que se incorpore dos semanas más tarde. Y quien sea limpio y tenga conciencia ecológica, que no vaya. Dejar la basura en las calles o en el Campus es la marca de la casa, como estrellar las botellas contra el suelo. En el fondo, los novatos deberían agradecer el recibimiento. Ser tratados como borregos y comportarse como tales, es la mejor manera de integrarse en el rebaño. Además, ya se sabe lo que les suele suceder a las ovejas negras.