Ya no se trata solo del quién, sino también del qué. Según publica la revista Science, una nueva técnica de laboratorio, conocida como DESI por sus siglas en inglés (desabsorción de ionización electroespray), permite conocer, a partir de una huella dactilar, no solo la identidad de una persona, sino también qué ha tocado. Como drogas, explosivos o veneno.

El desarrollo de la técnica lo ha llevado a cabo R. Graham Cooks, profesor de Química de la Universidad de Purdue, quien explica que el funcionamiento de la DESI se basa en la espectrometría de masas. El proceso empieza esparciendo microscópicas gotas de agua cargadas eléctricamente sobre una huella digital. Las gotas disuelven sustancias químicas en la superficie de la huella antes de ser calentadas y evaporarse. La carga eléctrica pasa a las moléculas de la huella, que son identificadas por su peso molecular.

Durante los experimentos, los voluntarios tocaron soluciones que contenían restos de droga y de explosivos. Dejaron sus huellas en diferentes superficies (cristal, papel...). Utilizando la DESI, los investigadores descubrieron los restos de las sustancias en las huellas dactilares. La DESI --cuyo principal objetivo es médico y no forense-- tiene la ventaja de que no necesita actuar en el vacío, sino que puede hacerlo en cualquier superficie.

Según el profesor Cooks, la DESI abre un gran espectro de posibilidades en las investigaciones forenses, ya que no detecta solo la presencia de la sustancia a buscar, sino que muestra los restos en la huella dactilar gracias a que su resolución espacial equivale más o menos a la anchura de un cabello humano.

Una empresa de Indiana, Prosolia Inc., ya ha empezado a moverse para dotar a laboratorios de criminología de esta innovadora tecnología. Por ahora no es un método barato --60.000 dólares-- aunque se espera que en dos años se encuentre en el mercado una versión más barata.