Montañas de cajas con medicamentos, material escolar, sillas y mesas de la oenegé Barcelona Acción Solidaria aún no han visto su destino. Aguardan en los almacenes del Ayuntamiento de Nuadibú desde que desembarcaron el domingo. El secuestro de los tres cooperantes españoles retrasó su distribución. Hay ganas de repartirlos entre los colegios, los cuatro centros de salud y el hospital- Pero no con la misma alegría de otros años. Los nombres de Alicia Gámez, Roque Pascual y Albert Vilalta permanecen en el recuerdo de los mauritanos, sobre todo en la de los vecinos de esta pobre abandonada por el Gobierno mauritano y llena de candidatos a la inmigración clandestina que solo habla maravillas de sus nueve años de relación con la oenegé.

Nuadibú es la segunda ciudad de Mauritania y su aspecto es desolador. La marea de basura a lo largo de las anchas avenidas de arena donde se ven fisgoneando a decenas de cabras muestra que cualquier ayuda es poca. "Si Acción Solidaria no viniera, cerraríamos el ayuntamiento", dice el alcalde, Fadel Aboukekrin. Una familia con siete hijos malvive con menos de un euro al día.