El virus que ha creado la gripe mexicana, nuevo y totalmente desconocido para el sistema inmunológico humano que debería destruirlo, surgió de una anormal unión de cuatro virus gripales que fueron a coincidir en el cuerpo de algunos cerdos. En ese extraño reagrupamiento intervinieron un virus de gripe humana, que aportó fragmentos de su genoma, ya adaptado a las personas; un virus de gripe aviaria americano, que introdujo genes avícolas de ese continente, y dos virus de gripe porcina, uno euroasiático y otro americano, que mezclaron su genética con la del resto. Estos datos forman parte de la investigación que está desarrollando el Centro de Control de Enfermedades (CDC en siglas inglesas) de Atlanta (EEUU), referencia mundial en infecciones humanas.

"El cerdo receptor dio forma al nuevo virus, un A/H1N1, que, con relativa facilidad, pudo pasarlo a las personas que lo cuidaban", explica el doctor Tomás Pumarola, responsable del laboratorio de microbiología del Hospital Clínico de Barcelona, centro de referencia de la OMS en el control de la gripe, en contacto con el CDC.

Poco después, la primera persona infectada pasó el nuevo virus, de transmisión aérea, a sus familiares. De ahí saltaría más tarde a otros seres humanos, lo que pudo hacer sin necesitar sufrir más mutaciones, ya que contenía trazas del virus gripal que sufren las personas. Pumarola advierte de que el virus gripal mexicano aún acumula múltiples incógnitas. La letalidad demostrada por el virus mexicano es muy baja: causa la muerte a menos del 1% de los infectados, sostienen los expertos.

La novedad vírica surgida en México no es reconocible ni en el laboratorio, ya que no se dispone de reactivos que la detecten. De ahí que el Ministerio de Sanidad haya establecido un doble análisis para confirmar eventuales resultados positivos.