El suelo quebró y China se estremeció de nuevo. La jornada de ayer fue un doloroso dejà vu : otra vez imágenes de edificios convertidos en escombros, cuerpos inertes y zapatos sobre las ruinas; otro recuento de víctimas que se dispara con las horas. El último quedó anclado en 400. Habrá más, porque no incluye a los desaparecidos, los enterrados bajo los escombros.

Esta vez, el terremoto fue en la provincia occidental de Qianghai, vecina de Sichuan, donde dos años atrás cerca de 90.000 chinos murieron en otro terremoto, todavía fresco en la memoria colectiva. El servicio geológico de Estados Unidos calculó su fuerza en 6,9 grados en la escala Richter.

HASTA SEIS REPLICAS Durante las tres horas siguientes hubo al menos seis réplicas, todas ellas de más de 5 grados. El epicentro se situó en el condado de Yushu, con una población de 100.000 personas, en su mayoría campesinos y pastores. El terreno es una zona árida, montañosa y escasamente poblada, lo que reducirá la cifra de víctimas. De hecho, en Qinghai se registran cada año media docena de seísmos de más de cinco grados, que no suelen causar víctimas mortales ni graves pérdidas económicas.

En contra juega el escaso desarrollo de la región, con casas de madera y adobe que se derrumbaron sin resistencia. En Jiegu, de 10.000 habitantes y a escasos 20 kilómetros del epicentro, el 85 % de las casas han caído. Pekín se ha esforzado en los últimos años en desarrollar la zona, una de las más pobres del país, con gran presencia de población tibetana y famosa por sus numerosos templos religiosos.

"Somos 10 en mi familia y solo cuatro conseguimos escapar de casa tras el terremoto. Los otros están enterrados", dijo Samdrup Gyatso, una joven de 17 años, a la agencia de noticias Xinhua, de donde emanaba ayer toda la información disponible sobre el terremoto.

La televisión china retransmitió las labores de rescate, que se realizan con las manos desnudas por la falta de excavadoras.

RETRASOS El seísmo ha inutilizado carreteras y puentes, lo que retrasará la llegada de la maquinaria. Según los expertos, pasados tres días, las posibilidades de sacar a alguien vivo de entre los escombros son escasas.

En Jiegu permanecen atrapados una veintena de niños en un colegio y una cincuentena de trabajadores en las oficinas del Departamento de Industria y Comercio. Los heridos se acumulan en los hospitales locales, que carecen de medios para curar a todos los damnificados.

LABORES DE RESCATE China destina a su Ejército a labores de rescate, con una velocidad para movilizarse y una capacidad de sacrificio contrastadísimas. A los 700 soldados que ya se han desplazado a la zona se sumarán otros 5.000 en las próximas horas. También llegará el suministro de 5.000 tiendas de campaña, 50.000 abrigos de algodón y 50.000 mantas, porque urge cuidar a los miles que se han quedado sin casa y se enfrentan a temperaturas bajo cero.