La Iglesia española también salió ayer en defensa del Papa y denunció los ataques contra el Pontífice por los casos de pederastia. El cardenal arzobispo de Barcelona, Lluís Martínez Sistach, afirmó que hay una tendencia "a distorsionar los hechos" en relación con los abusos. El cardenal Carlos Amigo, arzobispo emérito de Sevilla, también insistió en la falta de ecuanimidad: "No es justo utilizar los tropiezos, quizás culpables, de los cristianos para emplearlos como trofeos en una batalla contra la credibilidad de la Iglesia". El arzobispo de Santiago de Compostela, Julián Barrio, dijo que el Papa "ofrece el tratamiento adecuado para la purificación y renovación de los hijos de la Iglesia".