No hacer nada contra el calentamiento planetario ahora que sabemos quién es el principal causante y cómo se puede frenar sería "una irresponsabilidad criminal". Sí, un auténtico crimen porque no solo está amenazado el desarrollo económico, "sino la supervivencia de miles de personas", subrayó Yvo de Boer, secretario de la Convención sobre Cambio Climático de las Naciones Unidas, al inaugurar ayer en Valencia las sesiones de la cuarta y definitiva cumbre del IPCC de este año. El IPCC, el grupo de expertos en clima a las órdenes de la ONU, recién galardonado con el Premio Nobel, celebra hasta el sábado una conferencia cuyo gran objetivo es redactar un informe de consenso que sirva de base científica para las políticas contra el calentamiento de los próximos años.

El Informe de Síntesis que se presentará el sábado, en presencia del secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, resumirá en 25 páginas las 2.500 que abarcan los tres grandes capítulos publicados este año y que estuvieron consagrados a la evaluación científica del problema que supone el cambio climático (París, febrero), a los esperados impactos (Bruselas, abril) y a las posibles soluciones (Bangkok, mayo). Los más de 500 participantes iniciaron ayer las sesiones técnicas.

El cambio climático ya ha comenzado y "golpeará más duramente a los países más pobres y vulnerables", reiteró De Boer. Sin embargo, el mensaje del especialista holandés no cayó en el pesimismo: "Una acción concertada iniciada desde ahora --insistió-- permitiría evitar las consecuencias más catastróficas". El presidente del IPCC, Rajendra Pachauri, reflexionó sobre el grupo de expertos y sobre si se debe realizar una quinta evaluación, pero destacó que el Informe de Síntesis que saldrá de Valencia "debe cumplir las expectativas de calidad".

Por su parte, la vicepresidenta del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, exigió un compromiso internacional de todos los estados.