Desmontar el esqueleto carbonizado del edificio Windsor va a ser una compleja y costosa operación no exenta de riesgos y sin precedentes en España que puede durar alrededor de un año. Deberá realizarse de modo artesanal y asegurando la zonas más debilitadas por el intenso fuego. Ese es el diagnóstico provisional de los especialistas que asesoran al Ayuntamiento de Madrid, según explicaron ayer fuentes de la concejalía de Urbanismo.

Los bomberos declararon extinguido el incendio a la una de la madrugada de ayer, tras 26 horas de combustión ininterrumpida a más de 800 grados de temperatura. Al mediodía, el alcalde de la capital, Alberto Ruiz-Gallardón, anunció oficialmente lo que los expertos ya habían vaticinado de modo unánime: que la demolición de lo que queda del Windsor es "irreversible". El problema es ahora cómo se lleva a cabo la operación, rodeado como está el edificio por otros inmuebles y, sobre todo, por el laberinto de subterráneos plagados de comercios, párkings y líneas de metro que se encuentra bajo la torre.

Como primera medida, el consistorio ya ha decidido subrogarse la responsabilidad de los trabajos, que luego cobrará a los dueños. El siguiente paso será enviar a los especialistas de los bomberos y del servicio de control de la edificación. Los técnicos sólo podrán entrar en la torre a la una de la madrugada de mañana. Es el tiempo que tardará en enfriarse por completo el corazón del rascacielos.

Si el examen de la estructura revelara un riesgo inminente de derrumbe, probablemente habría que realizar voladuras controladas, con el daño consiguiente que la enorme masa del edificio causaría en las construcciones vecinas. Aunque el hundimiento no está descartado, todos los expertos coinciden en vaticinar que la estructura de hormigón aguantará.

DERRIBO ARTESANAL La demolición será una tarea de titanes. Genaro Alas, uno de los arquitectos que diseñó el Windsor y que asesorará las tareas de derribo, explicó que éstas deberán llevarse cabo con un "método artesanal", casi piedra a piedra, y asegurando con andamios y anclajes los "puntos más críticos". A esa altura no podrá usarse maquinaria pesada ni tampoco hay grúas que puedan alcanzar los 106 metros que tenía el inmueble. Es más, la primera y delicada tarea será desmontar la pluma que sigue en lo alto del inmueble y que se utilizaba en las obras de reforma.

Un portavoz de la empresa de derribos Detecsa subrayó que en España nunca se ha llevado a cabo una operación de este calibre y admitió que habrá que buscar asesoramiento en otros países. El vicedecano del Colegio de Arquitectos de Madrid, Bernardo Ynzenga, evaluó el coste de la complejísima operación en un mínimo de 22 millones de euros (3.660 millones de pesetas).

LAS EMPRESAS La mayoría de las empresas situadas en el edificio Windsor optaron ayer por reubicar a sus trabajadores en otras oficinas para amortiguar los efectos del incendio. Las compañías mantenían la esperanza de recuperar casi todos sus datos informáticos cuando se pueda entrar en el inmueble, ya que los ordenadores centrales se encontraban debidamente custodiados en la planta tercera.

La consultora Deloitte & Touch Tohmatsu, que ocupaba 20 de los 32 pisos del edificio, volvió ayer a trasladarse a la Torre Picasso, un inmueble cercano del que salió hace dos años para establecerse en la torre Windsor. La reubicación en una planta y media se vio facilitada por el hecho de que el 80% de sus 1.000 trabajadores realizan sus tareas en las empresas a las que auditan. La firma aseguró que las últimas copias de seguridad de sus programas informáticos se hicieron el jueves.

En el caso del bufete de abogados Garrigues se dispone de copias de seguridad hasta el 16 de diciembre, informa J. C. R.

Por otra parte, el rey Juan Carlos y el príncipe Felipe comprobaron ayer el lamentable estado en el que quedó el rascacielos Windsor tras el incendio, informa Europa Press.