TEtn una visita al East Side de Nueva York, nos explicó el guía turístico que hay dos formas de hacerse millonario en Estados Unidos: montar una empresa o demandar a quien tiene mucho dinero. Aquella opinión me pareció entonces solo eso, una opinión gratuita con aires de boutade . Pero hoy incluso doy por hecho que la segunda opción ha desbancado a la primera entre quienes pretenden dar un pelotazo por la vía rápida.

El último de quien tengo noticia es un tal Matt Lincoln , un ciudadano de 57 años que ha demandado a la Iglesia Lakewind por la nada despreciable cantidad de 2,5 millones de dólares en compensación por los daños sufridos mientras oraba (no sabemos si a Dios o al Diablo). Según cuenta el afectado, el Espíritu le golpeó en plena oración con tal fuerza que resultó lesionado, y ahora se queja de que sufre dolores de espalda después de pasar por dos operaciones quirúrgicas.

Pero doctores tiene la Iglesia. Doctores y abogados, y estos últimos sostienen que algunos feligreses vieron tendido a Lincoln (el orante, no el expresidente) riéndose tras la caída. No era para menos: acababa de ganar la versión clerical de la Bonoloto. O al menos eso creía él.

No entiendo de leyes, y menos de oraciones, pero supongo que la Iglesia Lakewind escurrirá el bulto y animará a Lincoln a que desvíe su querella contra el Espíritu, que es al fin y al cabo quien le dio el golpe de gracia. Llegado el caso, es de prever que todo se quede en nada: el Espíritu será santo pero no tonto. Además, yo nunca he leído en la Biblia que su misión consista en redimir a los pobres mortales con una billetera repleta de dólares.