La llegada del grueso de la tercera marea negra sobre la Costa de la Muerte desconcertó ayer a expertos y marineros. Apareció de buena mañana, con una intensidad devastadora, en las playas coruñesas de Camelle, Muxía, Carnota y Fisterra sin que barcos o helicópteros la vieran acercarse. La hipótesis más probable es que una parte de la oleada haya viajado entre aguas y que se trate de la marea semisumergida sobre la que dos semanas atrás ya alertaron los marineros.

Desconcertado como todos, Javier Sart, el patrón mayor de Muxía, explicó que los marineros de su cofradía llevan dos días saliendo a la mar con ansias de pescar chapapote pero que regresan con las manos vacías: "No lo vemos, pero el fuel sigue llegando a la costa; por tanto, la única explicación que se nos ocurre es que navega entre aguas arrastrado por las corrientes marinas".

Con el transcurso del tiempo, el fuel es cada vez más espeso. Ha perdido los elementos volátiles y ha absorbido una importante proporción de agua. Su densidad es ya casi idéntica a la del mar y tanto puede hundirse como flotar. Sólo las corrientes lo sacan a flote cuando llega a la costa.

La tercera marea ha atacado con dureza las playas de Carnota, el cabo Touriñán y Lires, ambas en Muxía, y Camelle. Sólo ayer se recogieron 20 toneladas de fuel. De confirmarse que la marea llega en gran parte sumergida podríamos estar ante una devastadora marea sin final previsible.