La policía japonesa encontró ayer los cuerpos sin vida de nueve personas --seis en la provincia de Kanagawa y otras tres en la de Shizuoka-- que supuestamente se suicidaron en sendos coches inhalando el monóxido de carbono desprendido por un brasero de carbón. Aunque el modus operandi fue similar, los agentes parecen descartar cualquier vínculo entre ambos casos y los atribuyen simplemente a una trágica moda que afecta al país: los suicidios colectivos pactados a través de internet.

La policía de Miura (Kanagawa) halló por la mañana los cadáveres de tres parejas en un monovolumen con las ventanillas subidas. Aunque una de las víctimas tiene unos 40 años, el resto ronda la veintena. Dentro del vehículo aparecieron píldoras somníferas y una nota que parece confirmar la hipótesis del suicidio. Pocas horas después, en Higashi Izu (Shizuoka), un hombre y dos mujeres de entre 30 y 40 años fueron hallados muertos en un coche estacionado en una zona de vacaciones.

Las víctimas de estas modalidad de suicidio, conocida como muerte pactada, son personas que atraviesan graves crisis y que no se conocen.