Seguro que ya te encuentras en una parte del Cielo, porque en otro lugar no puedes estar, y seguro que desde allí nos ayudas y nos das fuerzas para superar la idea de pensar que no te veremos más físicamente; pero tenemos tus recuerdos, tus sonrisas, tus chistes, tu imagen con ese humo embriagador que llamabas a tus cigarros que tanto daño te ha hecho y hasta, por qué no, tu mal humor cuando te decíamos, "bebe agua, pon las piernas en alto, camina", y tú te enfadabas con nosotros; pero fuiste un marido y una padre bueno y sentimos que una parte de ti queda en nosotros, como tú decías "has quedado buena simiente en tus hijas y tus nietos".

Seguro que en el Cielo ya has cogido tu bolígrafo y has comenzado de nuevo a escribir artículos para el periódico que ahí editen Desde tu balcón en el Cielo , aunque ya no te los pasemos tu yerno y yo a ordenador, que nos llegan a nosotros en forma de recuerdos, esperanza y de un halo tuyo que sentimos a nuestro alrededor, en el aire que respiramos y en nuestro corazón, porque tú has muerto físicamente pero mientras tengamos el mínimo recuerdo (y ese siempre lo tendremos) seguirás vivo, tan vivo como cuando estabas con nosotros.

Pero papá, cuánto te echamos de menos, cómo sentimos tu ausencia; cómo sentiré en Nochebuena tu silla vacía y el famoso chiste que todos los años nos contabas, se titulaba Igual que el año pasado y ese gorro a rayas rojas y blancas del Atlético de Madrid que siempre te ponías en Nochevieja con toda tu familia. Pero ¡qué demonios!, estarás con nosotros, ya verás, igual que todos los años.

El miércoles 18 de abril a las 8 de la tarde, en tu querida Iglesia del Buen Pastor, rezaremos por ti tu rubia como llamabas a mamá, tus hijos, nietos, familiares y tantos y tantos amigos que cosechaste en la Cofradía del Espíritu Santo, o cuando organizabas las vueltas ciclistas (aunque bien dicho sea, nunca montaste en bicicleta) y te llevabas a chavales con sus bicicletas en la vaca de tu Seat 131 verde a certámenes en el quinto pino, y muchos de cuantos leían tus artículos Desde mi balcón , ya verás como nos escuchan.

Solo te pido una cosa papá, que desde ese Nuevo balcón en el cielo veles por nosotros y nos sigas queriendo tanto tanto como te queremos nosotros y no nos olvides (aunque eso se da por hecho).

Un beso papá y hasta que nos volvamos a ver.

Tu hija la pequeña.

Felisa Jiménez Méndez

Cáceres