«Todo se acaba hoy [por ayer]», sonreía a la salida de los tribunales al ver que por fin su historia y la de su hijo Adou, el ‘niño de la maleta’, ha terminado. Alí Outtara, el progenitor, ha alcanzado un acuerdo de conformidad para eludir la pena de tres años de cárcel que le solicitaba la fiscalía por un delito contra los derechos de los extranjeros. A cambio, deberá pagar una multa de 224 euros, que será compensada con el tiempo que pasó en prisión provisional y se reduce a 92 euros tras ser conmutada parte de ella por el mes que Alí pasó en prisión provisional, y que abandonó tras pagar una fianza de 5.000 euros. La mujer encargada de pasarle oculto en una maleta no pudo ser juzgada dado que tras cumplir los dos años de prisión preventiva abandonó el país. Se enfrentaba a seis años.

La fiscalía, que inicialmente reclamaba pena de cárcel, y entendía como circunstancia agravante que el progenitor había puesto en peligro la vida del niño, aceptó la versión de padre e hijo de que se separaron una hora antes en la frontera y que fueron víctimas de las mafias. También porque no queda acreditado que el progenitor supiera la forma exacta en la que iba a ser introducido en nuestro país. Es más, ante el tribunal mantuvo que nunca le contaron que iban a meter a su hijo en una maleta porque «jamás lo hubiera permitido».

Adou, por su parte, declaró que su padre le explicó que le iban a pasar en un coche, pero que fue una mujer quien lo introdujo en la maleta. Una maleta «grande», que él no podía abrir desde dentro y donde tampoco podía respirar muy bien. Pasó mucho calor, detalló. Su padre, por su parte, contó que le habían dicho que llegaría a Madrid en avión desde Casablanca, pero por un problema de última acabó en Ceuta.

«He luchado mucho para traer a mi familia y al final estamos otra vez separados», contaba al término del juicio en alusión a que su esposa y dos hijos residen en París, mientras que un tercero sigue en África. «Pero vamos a empezar de nuevo y a ver si el sueño que me trajo a España puedo cumplirlo».