No hace mucho que falleció mi padre. Quiero dar las gracias a las muestras de cariño recibidas y aprovechar para quien no lo hubiera conocido, que sepa quién fue él.

Vivió de niño la guerra civil y se jugó ir a la cárcel repartiendo propaganda aliada en la España franquista. Pasó los años de hambruna en la capital y ya desde muy niño se las ingenió para, sin perder sus estudios, llevar dinero o comida a su madre y su hermana. En su juventud estudió comercio (costeándose él mismo sus estudios) y se convirtió en contable. Aprobó la oposición de funcionario y prestó 40 años de servicio en la intendencia militar donde hizo buenos amigos y también tuvo que torear dialécticamente a algún que otro militar fascista. Fueron años de pluriempleo para sacar cinco hijos adelante; años de estrecheces y ahorro. "Por si acaso..." decía él. Nada que ver con el hedomismo y mentecatez de la sociedad actual. Te he querido, padre, y echaré mucho de menos tus opiniones, que no prodigabas, como tantos de tu generación. Sirvan estas humildes letras para agradecerte a ti y a esas quintas la sociedad moderada, plural y sobre todo democrática que disfrutamos ahora. Echaré sobre todo de menos esos cafés en el hogar de Los señores , me refiero a los ancianos. Gracias, mi mejor maestro. Lanzo este beso a los cielos para que te llegue. Siempre te he querido y siempre te querré, no ya como hijo, sino como amigo.

J.Luengo Albuquerque

Cáceres